Según el Observatorio de Movilidad de Bogotá, en promedio se realizan 7.236 viajes diarios en patinetas eléctricas. Las localidades en las que más transitan son Chapinero, Usaquén y Suba. - Foto: guillermo torres-semana
En
la carrera 11 con calle 99, en Bogotá, está Mario García, tendido en el piso,
justo al lado de su patineta eléctrica, la misma en la que se moviliza de la
casa al trabajo. El rostro completamente rojo, la nariz le sangra sin parar,
eso es lo que se alcanza a ver por la ranura del casco, uno de esos que usan
los bicicrosistas de alto rendimiento.
En
el mercado no se encuentra un casco con medidas específicas para quienes montan
patineta y en el ordenamiento jurídico tampoco hay normas que obliguen su uso.
Sin embargo, desde hace cinco años utiliza este vehículo como medio de
transporte, decidió autoprotegerse porque en su casa lo esperan su esposa y su
hija de 12 años.
La
escena descrita sucedió el martes 6 de junio a las 12:45 de la tarde
aproximadamente. Mientras conducía por la ciclorruta, sentido sur-norte, empezó
a disminuir la velocidad para dar espera al cambio de semáforo, en ese instante
un golpe fuerte lo sacudió.
En
un abrir y cerrar de ojos, su cabeza había rebotado contra el borde del andén y
el casco ya tenía fisuras. Su cuerpo recibió múltiples golpes. Mientras
intentaba ponerse de pie y con la visión borrosa, solo escuchaba la voz de un
hombre que gritaba: “¡Perdón, perdón, fue mi culpa, me le atravesé!”, era un
peatón que cruzó de afán a mitad de cuadra. Mario también manifestaba haber
recibido golpes, se quejaba de un dolor en el pecho y en la rodilla. Llamaron a
la línea de emergencia 123 y en menos de diez minutos ya estaba la ambulancia.
En Europa, la movilidad en patineta eléctrica está regulada. Incluso, en París (Francia) cancelaron el alquiler de este vehículo para prevenir accidentes. - Foto: guillermo torres-semana
En
ese instante empezó la indignación de García. Los paramédicos le habrían
insistido para que mintiera. Antes, incluso, de tomar signos vitales le estaban
preguntando si tenía carro o moto para que pasara el accidente por el Seguro
Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), algo ilegal. En Colombia, las
patinetas son consideradas más un juguete que un medio de transporte, un grave
error.
En
la Agencia Nacional de Seguridad Vial, por la misma falta de regulación
nacional, no pueden clasificar los siniestros en patineta eléctrica al igual
que lo hacen con motos, carros o bicicletas. Es decir, alguien que va en una
patineta eléctrica tiene la misma categoría de un peatón, y los peatones no
pagan Soat. Durante décadas se ha denunciado abiertamente que varias
ambulancias, clínicas y hospitales prefieren atender a las víctimas de
accidentes de tránsito porque por el Soat el desembolso se hace más rápido e
incluso el cupo que cubre cada seguro se agota con facilidad entre exámenes y
tratamientos.
A
García y al peatón con el que chocó, les dijeron que pasaran el accidente con
el Soat de alguno de los dos o de lo contrario no los podrían atender. García,
que casi no podía moverse, se molestó e indicó que él tenía medicina prepagada
y que estando cerca de la Clínica del Country, donde siempre lo han atendido,
lo llevaran a allá porque su dolor era intenso. Los paramédicos, con molestia,
decidieron trasladarlo con su póliza, pero se negaron a llevarlo al centro de
atención que él pedía y lo llevaron a una clínica distante. Por otro lado, al
peatón le dijeron que si no era por el Soat no lo podían subir a la ambulancia,
así que él, por sus propios medios, se fue a que lo atendieran por la EPS.
No
tiene sentido que las normas en el país no contemplen las patinetas eléctricas
como medio de transporte, ante el evidente crecimiento en ventas y preferencia
para usarlas como alternativa de movilidad.
Fernando
Franco, quien vive en Usaquén y trabaja en Chapinero, dice que se ahorra más de
40 minutos de trayecto al cambiar los buses por la patineta y que ya no
invierte los mismos 6.000 pesos diarios en transporte porque ahora el gasto
equivale a 12.000 mensuales que le llegan en su recibo de energía por recargar
la patineta. Esa es la razón por la que, cada vez más, las calles están llenas
de patinetas. Falabella confirma que en sus tiendas, las ventas de este tipo de
artefactos crecieron al 75 por ciento anual en mayo de este año.
Mercado
Libre reporta que las visitas en línea de interesados en patinetas eléctricas y
repuestos aumentaron 40 por ciento, lo que demuestra que más personas buscan
opciones alternativas de movilidad. Según las tendencias de búsqueda de este
portal, las tres principales ciudades en Colombia que muestran mayor interés en
este tipo de vehículo son Bogotá, Medellín y Cali.
Al
consultar a Jhonatan Sandoval, representante de Kaabo Colombia, una de las
principales importadoras de patinetas que llegan de China, asegura que desde
hace dos años el aumento del mercado fue de 300 por ciento, y desde ciudades
intermedias como Bucaramanga, Ibagué y algunas del Eje Cafetero también están
realizando pedidos. Aprovechando que las patinetas no tienen una normativa
clara a nivel nacional, se ofrecen vehículos que alcanzan velocidades desde los
20 hasta los 120 kilómetros por hora.
La
accidentalidad en patinetas eléctricas es difícil de cuantificar porque no es
considerada un medio de transporte. No hay un lugar claro por donde puedan
movilizarse, los usuarios de patinetas asumieron que la ciclorruta es la mejor
vía, pero también transitan por los andenes y las calles principales.
“Andar
por el carril exclusivo de bicicletas no es del todo seguro”, dice Fernando
Franco, quien hace unos meses, por el mal estado del pavimento, se accidentó y
quedó con una lesión en el rostro que le dejó expuesto el hueso. En ese punto
coincide Tatiana Torres, de 27 años, quien cuando regresaba del trabajo a su
casa por la carrera 11 con calle 123, en Bogotá, encontró un tramo tan oscuro
en el que tres hombres en bicicleta aprovecharon para patearla, tumbarla de la
patineta, apuntarle con un arma en la cabeza y llevarse su medio de transporte.
Algunas
empresas de seguros han optado por ofrecer pólizas para proteger la patineta y
otras también cubren accidentes personales, daños a terceros, gastos de defensa
judicial, entre otros aspectos, pero las tarifas no son claras, pues todo
depende de la patineta y otros factores, lo que dificulta un control de ese
tipo de seguros. En el caso de Mario García, SEMANA conoció que, en el momento
del accidente, un tercero canceló la solicitud de ambulancia del Distrito sin
la autorización del paciente, lo que indicaría que la ambulancia que le pedía
mentir sería de servicio privado y buscaría intereses particulares.
En
Bogotá, la ciudad con mayor presencia de patinetas eléctricas, hay una
regulación y una circular que indica que deben transitar máximo a 20 kilómetros
por hora, que se debe llevar un casco adecuado y abrochado, no se pueden
manipular celulares, no se debe conducir en estado de embriaguez y hay que
utilizar elementos reflectivos, entre otros requisitos. Sin embargo, todo está
en el papel, pues poco se cumple lo indicado y nadie controla.
Para
Lucía Bastidas, concejal de Bogotá, el Gobierno nacional debe tomar cartas en
el asunto y el Congreso legislar porque una sola regulación no es suficiente.
Quienes le apuestan a movilizarse en patinetas eléctricas no solo argumentan
ahorro de dinero y tiempo, sino descontaminación del medioambiente, por lo que
piden que les den la importancia que se merecen, sin pretender hacer negocio
con sus necesidades.
NOTA:
Todo conductor de vehículo con motor debe pagar impuestos de rodamiento tener
pase, SOAT y elementos de protección como mínimo.
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