© Publicaciones Semana - Juan Carlos Sierra
Es manipulador. Y un jefe
despreciativo. Y un experto en mirar para otro lado ante actos de corrupción
cuando le afectan a él y a los suyos; y en echar culpas a otros de sus
embarradas. Y en ocultar delicados aspectos de su vida privada.
Todo sería irrelevante si su
enrevesada personalidad no tuviese injerencia en la gobernanza del país.
1) Que un hijo se sienta
menospreciado por su papá y esa percepción le genere un trauma no deja de ser
uno de tantos problemas afectivos que tratan los psicólogos. Pero Gustavo Petro
lo utilizó para obstaculizar la Justicia.
La entrevista que Nicolás
concedió a SEMANA mostró a un joven atormentado ante la falta de solidaridad
paterna después de que su exesposa dejara al descubierto la pestilente trama
corrupta. El famoso “No lo crie” le partió el alma, más incluso que el
comunicado de su papá pidiendo a la Fiscalía que lo investigara por sus
(inexistentes) nexos con los capos. Nicolás debió comprender que su padre abría
un abismo entre los dos con el exclusivo fin de quedar ante el país como un
presidente impoluto, capaz de mandar a su propio hijo al cadalso.
Por eso Nicolás aceptó hablar
con la periodista que más odia su papá y selló un pacto con la Fiscalía
General, que el presidente también aborrece, para destapar las hediondas
alcantarillas de la pasada campaña presidencial.
En el viaje exprés a
Barranquilla, a costa del erario, Petro dejó trazos de su laberíntica
personalidad. Debería ser un caso de estudio en las facultades de Psicología y
de Ciencia Política.
El presidente adivinó, o
alguien le sugirió, que bastaba abrazar a su hijo para ablandarle el corazón y
cerrarle la boca. Y como debía mantener la farsa, agregó el papel de abuelo
amoroso, con detalles que denotan una retorcida inteligencia.
El 29 de diciembre, Gustavo
Petro publicó en su cuenta de X que en Ciénaga de Oro encontró un caballo de
madera que había tallado cuando estaba encarcelado. Añadió que se lo regalaría
a su nieto Luca.
Seguro que anticipa que su
primogénito termina preso por (presunto) enriquecimiento ilícito y lavado de
activos, dado el cúmulo de pruebas irrefutables. Con el gesto del caballito le
está diciendo: no te preocupes, Nicolás. Tu retoño sabrá que su abuelo también
estuvo preso y llegó a ser presidente. Una sutil manera de minimizar la
corrupción del exdiputado regional, aderezándolo con un toque político, y de
convencerlo de que no desamparará a su familia.
Un hijo herido, de carácter
débil, era una bomba de relojería con tanta información de las cloacas de la
campaña presidencial. Pudo desactivarla a tiempo, pero no conviene descuidarlo.
Igual ocurre con Laura Sarabia y Armando Benedetti, dos gargantas profundas. O
los contenta, o estallan.
2) Respecto a la manera en que
trata mal a su gente, basta un par de ejemplos de los muchos que saltaron a la
palestra.
Noviembre 2023. Viaje a
Washington. La comitiva está citada a las 3 p. m. en el aeropuerto de Catam.
Diez horas después, a la una de la madrugada, Palacio de Nariño informa que el
presidente decidió descansar. Reprograman el despegue para las 6 a. m.
Tras dormir a pierna suelta,
cómodo en su cama palaciega, Petro aterriza feliz en la capital gringa.
Entretanto, sus acompañantes llegan muertos del sueño y cansancio, pero prestos
a cumplir los mandados del jefe supremo.
Junio 2023. París. Un sábado,
diez de la mañana. Tras la visita oficial, la comitiva aguarda en la puerta de
la embajada, a la hora fijada, para emprender el viaje de regreso a Bogotá.
Habían dejado los hoteles y les recogieron el equipaje para cargarlo con
anticipación. Pero pasan las horas y Gustavo Petro no aparece.
Luego se supo que le provocó
desaparecerse en la capital francesa sin previo aviso. Retornarían al día
siguiente. Los acompañantes reciben trato de sumisos lacayos sin derecho a
rechistar.
El desinterés por el bienestar
de sus subalternos, su absoluta falta de respeto, indica que para Petro no son
empleados que merezcan consideración alguna, sino meros súbditos al estilo
feudal.
Aunque obligar a su equipo a
trabajar sin dormir y a aguantar plantones de interminables horas sea una
modalidad de maltrato laboral, nunca lo inspeccionará ni sancionará la ministra
del Trabajo. Prefiere perseguir a las empresas que pagan impuestos para costear
el despilfarro institucional.
3) Mirar para otro lado lo
evidencia con la primera dama. Verónica necesita a sus íntimos cerca con
puestos y buenos contratos. Petro la complace pese a las evidentes
irregularidades y a la incoherencia entre lo que predica y lo que hace (el
comunicado de Palacio para exculparla es un atentado a la inteligencia
colectiva).
La doña manda a Italia a una
amiga; regala una alta consejería presidencial a otra; envía a entidades
estatales a algunos más, hijos incluidos. Y si hay que contratar con trapicheos
a más amiguetes para incluirlos en el séquito palaciego y pagarles viáticos
hasta de ¡48,9 millones! (La Silla Vacía), ¿Cuál es el problema?
Hay más, pero se acabó el
espacio.
Tomado de: https://www.msn.com/es-co/noticias/opinion/petro-una-personalidad-laber%C3%ADntica/ar-AA1mTJL4?ocid=msedgntp&cvid=e35f305a46e24ed189623213ebb84719&ei=66
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