El
camino de la transición energética que emprendió el mundo ha exigido el
desarrollo de infraestructuras para la generación de energía a partir de
fuentes renovables. Sin embargo, el afán por masificar este mercado y
reemplazar el uso de los combustibles fósiles también está dejando una pregunta
que ya ha empezado a preocupar: ¿Qué pasará con los desechos contaminantes
cuando acabe su vida útil?
De
acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en
inglés), la capacidad de generación de energía a partir de fuentes renovables
crecerá un 50% en cinco años, principalmente por la instalación de paneles
solares, los cuales se expandirían muy por encima de la construcción otros
tipos de renovables, como los parques eólicos.
Bajo
este escenario, el principal organismo mundial del sector apuntó que
actualmente en el mundo se están generando más de 30.000 toneladas de residuos
de paneles solares cada año, y se espera que unos 80 millones de toneladas
lleguen a los vertederos de basura de todo el mundo a finales de 2050,
contribuyendo a más emisiones de gases de efecto invernadero y representando
alrededor del 10% de todos los desechos electrónicos.
Y
en cuanto a los países que más desechos generarían, China sería el que más
toneladas acumularía a mediados de este siglo (entre 13,5 y 20 millones de
toneladas), seguida por Estados Unidos, Japón, India y Alemania.
Reciclaje
solar, desafío y negocio
Algunos
estudios afirman que más del 90% de los materiales de los paneles solares —como
vidrio, cobre y aluminio— pueden ser reciclados; sin embargo, otros componentes
como silicio, plástico, cadmio, arsénico, plomo y antimonio no permitirían una
reutilización completa, lo que traería altos riesgos ambientales.
En
este sentido, de acuerdo con la Agencia Europea de Medio Ambiente (Aema), uno
de los grandes retos de la industria solar, tanto en términos económicos como
tecnológicos, serán las fases de desmonte para su reciclaje, como procesos como
la deslaminación, la separación del silicio del vidrio o de la película fina, y
la purificación.
Por
tal razón, para Clara Inés Pardo, profesora de la Universidad el Rosario, “es
importante que en la medida en que se vayan implementando proyectos de energía
solar se analice el ciclo de vida de estos y sus componentes, de tal forma que
se pueda definir el horizonte de tiempo en que se van a generar los residuos y
la tasa de reciclaje, para así realizara planes de gestión integral de
residuos”.
Pero
este problema de desechos también podría convertirse en una oportunidad, pues
según Pardo, estudios de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus
siglas en inglés) han determinado que para el año 2030 en el mundo el valor
acumulado de las materias primas recuperables de los paneles al final de su
vida útil será de unos US$450 millones, lo que equivaldría al costo de las
materias primas que se necesitan actualmente para producir unos 60 millones de
paneles nuevos.
De
hecho, ya en países como España han entrado al mercado compañías cuyo propósito
es el reciclaje completo de paneles solares, aprovechando así una oportunidad
de negocio. Además, desde 2020 la Unión Europea se puso en marcha Cabriss, un
consorcio público-privado, financiado con fondos europeos y formado por 11
empresas y cinco instituciones de investigación, con el objetivo de establecer
una red de economía circular y desarrollar métodos para recuperar materiales
valiosos de residuos fotovoltaicos.
Y
es que la IEA ha planteado que el reciclaje de componentes solares por si solo
podría convertirse en una industria global de US$15.000 millones para 2050, y
conducir a la creación de 2.000 millones de paneles nuevos.
¿Cómo
está Colombia?
Una
de las apuestas del Gobierno actual es la energía proveniente de fuentes
renovables como la solar. A la fecha, el país ya cuenta a la fecha con 38
proyectos de energía solar en funcionamiento, pero según el operador de
mercado, XM, hay unos 137 proyectos que estarían programados para ingresar al
Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Y
si bien aún la industria solar en Colombia apenas está tomando fuerza, por lo
que el volumen de los desechos no es una preocupación cercana, para los
expertos desde ya el país debería comenzar a pensar en planes de gestión o,
incluso, en normativas que aborden el tratamiento y gestión de este tipo de
residuos que dejarán los paneles, tal como lo han hecho países como Estados
Unidos, España, Francia, Alemania y Japón.
Desde
la óptica de Germán Corredor, exdirector de la Asociación de Energías
Renovables Colombia (SER Colombia), cualquier proceso tecnológico genera sus
impactos, y los de la energía solar son los desechos que quedan después de que
termina su vida útil.
“Se
calcula que la vida útil de un panel solar es de alrededor de 30 años. En
Colombia todavía estamos lejos de tener parques solares que estén a punto de
terminar su vida útil, pero desde ya tenemos que empezar a trabajar en cómo
podemos reciclar esos materiales que queden y dónde vamos a poner los desechos
para reducir los impactos ambientales. Si bien nos faltan años, no podemos
esperar hasta el final. Es algo que debemos iniciar lo más pronto posible, es
una situación que ya está en discusión mundial”, manifestó Corredor.
Y
recalcó que actualmente Colombia enfrenta dos tareas. “Una es la investigación
desde la academia, es necesario que se empiecen a estudiar las tecnologías, las
formas de producción y la reutilización de esos residuos. Y desde el punto de
vista legal, creo que es importante que más adelante se definan leyes y normas
que busquen el buen uso de esos residuos”, dijo Corredor.
Al
respecto, Julio César Vera, presidente de la Fundación Xua Energy, consideró
que lo fundamental es que desde sus inicios el país cuente con una regulación
clara a nivel energético, ambiental e industrial, en relación con el manejo de
todos los elementos involucrados en los procesos de generación de energía solar
y eólica, y su adecuada disposición hacia el futuro.
“Adicionalmente,
es necesario que se promuevan procesos de economía circular y reciclaje en el
manejo y aprovechamiento de dichos residuos, no solo pensando en evitar sus
efectos ambientales, como materiales peligrosos, sino que se generen beneficios
económicos y sociales para su disposición”, anotó Vera.
Y
agregó que esto implicará un trabajo articulado entre los ministerios de
Ambiente, Comercio y de Minas y Energías, la Autoridad Nacional de Licencias
Ambientales (Anla), el Fondo de Energías No Convencionales (Fenoge), la Unidad
de Planeación Minero Energética (Upme), y otras entidades del gobierno, con el
fin de que se establezcan dichas regulaciones y se tenga claramente definida la
institucionalidad para su manejo y control, así como indicadores claros y
permanentes de seguimiento.
Sostenibilidad
desde la raíz
Construir
paneles solares más eficientes, más rentables a lo largo de su vida útil, y que
permitan mayor facilidad para reutilizar y/o reciclar cada uno de sus
componentes es un trabajo que debe empezar desde el proceso de fabricación.
Por
ejemplo, según el portal World Energy Trade, las emisiones de CO2 de la
producción de paneles solares dependen de la cantidad de electricidad
procedente del carbón de la red local: la producción de paneles chinos emite un
40% más de CO2 que los módulos construidos en Europa.
En
este sentido, recomiendan crear celdas solares más baratas, flexibles y
sostenibles, así como alargar la durabilidad de los paneles, pues cuanto mayor
sea la vida útil de los sistemas solares menores serán las emisiones de CO2.
También
se ha hecho un llamado a las personas o empresas para que no desechen sus
paneles antes de tiempo, ya que algunos los están cambiando después de 10 o 12
años, reemplazándolos por otros más avanzados y tecnológicos.
¿Qué
tener en cuenta?
Desde
Enel Green Power, empresa de energía renovable, sugieren a los compradores o
desarrolladores de paneles que se fijen, desde el principio, en que todos los
módulos de los paneles cuenten con cierto tipo de certificaciones, como la
Declaración Ambiental del Producto (EPD, por sus siglas en inglés), que
garantice su reciclabilidad al final de su vida útil.
Otro
recurso es la etiqueta ecológica EPEAT del Green Electronics Council (Consejo
de Electricidad Verde), que identifica aquellos productos que cumplen con los
criterios de rendimiento de sostenibilidad.
“Dichos
criterios abordan múltiples cuestiones, como los materiales con los que está
fabricado el producto, el abastecimiento, el uso del agua y la energía en su
fabricación, el rendimiento social en la cadena de suministro, y el reciclaje
responsable al final de su vida útil. Esto se traduce en beneficios
cuantificables, que incluyen la reducción de gases de efecto invernadero,
tóxicos y desechos sólidos”, afirmaron desde Enel.
Sin
embargo, también se debe ir más allá de la compra de productos certificados,
por lo que los análisis de la compañía consideran que es necesario concebir la
cadena de suministro de estos paneles desde una perspectiva de economía
circular.
“Los
nuevos paneles solares deben respetar los parámetros del diseño circular: la
clave es tener en mente el final de su vida útil desde la primera fase de
proyección y de dibujo, para facilitar las reparaciones y ampliar su utilidad.
Para ello, es fundamental trabajar en los aspectos ligados al diseño como la
modularidad, el desmontaje, la estandarización, y hacer una selección de
materiales que privilegie el uso de materiales biológicos o reciclados”, apuntó
la multinacional.
Así
las cosas, todavía queda mucho por hacer para que la energía renovable sea,
desde sus raíces, verdaderamente limpia.
Tomado
de: https://www.elcolombiano.com/negocios/que-hacer-con-desechos-de-paneles-solares-DA21306656
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