A través de distintas técnicas los grupos armados arremeten en contra de los soldados del Ejército. | Foto: Suministrada a Semana API
La
estremecedora imagen de las heridas en la espalda de un soldado profesional,
víctima de un ataque terrorista de las disidencias de las Farc con drones
cargados con explosivos, disparó esta semana las alarmas en Colombia. El
atentado, ocurrido en la vereda Pepinal, en El Plateado (Cauca), es la prueba
de que estos dispositivos aéreos no tripulados se convirtieron en la peor
amenaza en medio del recrudecimiento de la guerra en el país durante el
Gobierno Petro. Se trata de un plan macabro que recuerda lo que está pasando
con los drones en Ucrania, donde colegios, ancianatos, hospitales y demás
lugares protegidos por el derecho internacional humanitario son objetivo
militar.
La utilización de drones por parte de las estructuras
criminales tiene en máxima alerta a la fuerza pública, que ve cómo las
disidencias están en una carrera de modernización y cambio de estrategia en la
guerra para causar el mayor daño posible, a un menor costo, en sus acciones
terroristas. Mientras tanto, a las Fuerzas Militares y de Policía les han
recortado el presupuesto para las operaciones, muchas de sus aeronaves se
encuentran en estado crítico y no pueden volar. La inteligencia también ha sido
desmantelada y se ha mostrado incapaz de anticiparse, como en el pasado, para
evitar los actos terroristas que se han visto, una y otra vez, especialmente en
el Cauca y Valle del Cauca.
Mientras la fuerza pública frenó sus
operaciones militares ofensivas contra estas organizaciones narcotraficantes,
en medio del cese al fuego ordenado por el presidente Petro, las estructuras
delincuenciales aprovecharon para fortalecerse. Hoy son más poderosas, el
reclutamiento se disparó y regresaron a zonas donde habían perdido el control.
Tienen más y mejores armas, y nuevas estrategias letales, como la de los
drones.
El
empoderamiento de los criminales es tan evidente que al ministro de Defensa,
Iván Velásquez, no le quedó otro remedio que reconocer que el ELN, las
disidencias de las Farc, la Segunda Marquetalia y el Clan del Golfo usaron la
tregua militar para aumentar sus capacidades.
SEMANA
contactó a múltiples fuentes de inteligencia de las Fuerzas Armadas y revela en
qué consiste la implementación de esta nueva táctica terrorista que pone en
jaque la seguridad nacional.
Reunión
secreta
Este medio conoció un informe de inteligencia de las
agencias de seguridad del Estado, en el que se documenta una reunión secreta
que sostuvo Iván Mordisco, máximo jefe de las disidencias de las Farc,
reconocidas por el Gobierno Petro como Estado Mayor Central, quien convocó a
los cabecillas de las estructuras más sanguinarias en el departamento de
Caquetá, en medio del cese al fuego, con el fin de ajustar el plan criminal que
incluía específicamente la introducción de drones al conflicto.
El encuentro se dio en mayo de 2023, en zona rural de
Cartagena del Chairá (Caquetá), con la mayor tranquilidad de los cabecillas,
que sabían que no los iban a perseguir, gozaban de los beneficios del cese al
fuego y no iban a ser atacados por la fuerza pública. Lo contrario significaría
una grave violación de ese cese.
En
una finca se reunieron Iván Mordisco, alias Antonio Medina, alias Alonso 45,
alias Danilo Alvizú y alias Calarcá, la cúpula de las disidencias del Estado
Mayor, para elaborar el plan de mediano y largo plazo para incorporar los
drones en sus ataques terroristas.
Mordisco
no llegó con las manos vacías a la reunión. Según el informe de inteligencia
conocido por SEMANA, el jefe de las disidencias llevó dos técnicos, expertos en
el manejo de drones y explosivos, a quienes les ordenó capacitar a los primeros
15 integrantes de la organización criminal para que aprendieran cómo se
manipulaban estos equipos tecnológicos para fines de guerra.
El
encuentro, además, tuvo como objetivo hablar sobre la creación de nuevos
frentes en los que sería incorporada la terrible técnica de atacar a la fuerza
pública con drones con explosivos, siguiendo el ejemplo de lo que está pasando
en Ucrania, en donde un alto porcentaje de la guerra con Rusia se ha dado
mediante el uso de estos aparatos no tripulados. Por ahora, la estrategia se ha concentrado en Cauca, que
hoy parece tierra de nadie, y donde las Fuerzas Militares y de Policía han
perdido todo el control.
Para
dicho entrenamiento, los técnicos llegaron con ocho drones básicos para
mostrarles a los hombres de Mordisco las funciones, especificaciones,
capacidades de los aparatos y la forma de utilizarlos como un arma letal. La
idea era que los 15 elegidos se fueran familiarizando con los drones,
aprendieran a volar las pequeñas aeronaves y fueran ellos los encargados de
enseñar y expandir esa modalidad criminal en las disidencias.
La
inteligencia logró detectar también que los dos técnicos habían sido
trasladados desde la frontera entre Colombia y Venezuela, zona en donde por
esos meses, a mediados del año pasado, las disidencias de las Farc sostuvieron
crudos combates con el ELN que dejaron decenas de muertos tirados en las vías
de Arauca. Ahí se confirmó que en los enfrentamientos hubo uso de drones.
“Entregaron
ocho drones que estaban acondicionados con palancas, con lanzagranadas y otras
piezas que se le adaptan al dron. Esas piezas adicionales que los convierten en
armas letales las están elaborando en impresoras de tercera dimensión”, señala
el informe de inteligencia.
La
investigación también reveló que la orden a quienes recibieron los primeros
entrenamientos en el manejo de drones era que los utilizaran para tareas de
vigilancia del enemigo.
Pero ahora estas aeronaves se están utilizando para
atentar contra la fuerza pública, según el informe, y como se observó
recientemente en la vereda Pepinal, en El Plateado. Son equipos básicos,
pequeños, de fácil acceso en el mercado de equipos de tecnología y, sobre todo,
económicos, frente a su capacidad de daño.
La
inteligencia logró extraer de la reunión de Mordisco con sus cabecillas y los
técnicos que a los equipos les están acondicionando una especie de ganchos
metálicos (las piezas diseñadas en 3D) y un interruptor que funciona con un
control remoto para que libere el explosivo cuando se le da la orden desde
tierra.
Además,
se ha establecido en los operativos en zonas rurales contra las disidencias que
ya crearon sus propios manuales para repartirlos en los campamentos ilegales
entre los frentes que tienen la misión de atacar a la fuerza pública.
En
los manuales se establecen tres propósitos fundamentales. El primero de ellos
es que los equipos serán utilizados para hacer inteligencia delictiva a las
unidades de policías y militares en tierra.
“El
dron lo ponen a volar, la persona que lo manipula está a unos cinco kilómetros
de distancia del objetivo a vigilar y así graban los movimientos de los
integrantes de la fuerza pública (...) Los utilizan, por ejemplo, para vigilar
la vía que conduce de San Vicente del Caguán a Puerto Rico, en Caquetá. Ven
cómo están ubicados los soldados, qué seguridad tienen, cuántos son y si tienen
refuerzos en la zona”, señala el informe.
El
segundo propósito, que ya está en ejecución, consiste en realizar ataques
contra militares y policías, como se ha venido evidenciando en el Cauca. La
información que se recopiló luego de la reunión de Mordisco puso al descubierto
que después de obtener los datos de inteligencia criminal se toma la decisión
de ejecutar los ataques con precisión.
El
tercer propósito, según información de inteligencia, consiste en el uso de los
drones para proteger sus zonas y tapar los puntos vulnerables por donde les
puede llegar la fuerza pública.
“Las
disidencias ahora tienen la capacidad, al igual que la fuerza pública, de hacer
descubiertas, es decir, tener visuales del área donde se encuentra el enemigo y
anticipar los movimientos de la tropa. Están optimizando tiempo y recursos”, se
puede apreciar en el informe de inteligencia.
Pero, al parecer, las disidencias de Mordisco no son las
únicas que están usando drones para actuaciones criminales. SEMANA conoció con
fuentes de la fuerza pública que en el operativo que se ejecutó en el municipio
de Belén de los Andaquíes, en Caquetá, en febrero de este año, en contra de
alias John Tiempos, cabecilla financiero de la Segunda Marquetalia, de Iván
Márquez, fueron decomisados tres drones que estarían siendo usados para
extorsiones. Mientras tanto, el Gobierno está a días de iniciar el diálogo
formal con esta organización criminal, teniendo a Venezuela como sede.
Los
ataques con drones contra la fuerza pública se han dado en el departamento del
Cauca, donde Mordisco tiene el fortín y sus hombres. Allí se han conocido
videos de las disidencias entrenando el lanzamiento de explosivos desde las
alturas.
Fotografías
en poder de las Fuerzas Militares dejan ver cómo las disidencias de las Farc
adecúan objetos cilíndricos de color verde y negro con explosivos que mezclan
con “metralla”: puntillas, tornillos, balines, tuercas, alambres y metal
oxidado, para que hagan mayor daño. Los cilindros son amarrados a un gancho
metálico que es ajustado al dron.
“Lo
que hacen es que ellos mismos (las disidencias) modifican los drones, les
instalan una especie de pinza y ahí meten las granadas. Los elevan a una
distancia imperceptible para el ojo humano y luego sueltan el artefacto. Es una
forma de lucha para la cual aún no estamos preparados”, dijo a SEMANA uno de
los militares que operan en Argelia.
Según
datos entregados por el mismo Ejército, entre el primero de mayo y el 13 de
junio van 16 ataques con drones contra soldados en el Cauca, lo que muestra una
dinámica terrorista creciente. Producto de estas agresiones han resultado
heridos seis uniformados en los municipios de Argelia y Suárez.
“Ellos
(el frente Carlos Patiño) tienen un área copada desde hace muchos años, hasta
ahora logramos avanzar a inmediaciones de El Plateado, de allí para arriba
ellos están muy bien organizados”, dijo a SEMANA el general Federico Mejía,
responsable del Ejército en el Cauca.
El reporte del Ejército sobre el
ataque ejecutado por las disidencias de las Farc en la vereda Pepinal indica
que contra los militares se lanzaron seis granadas bajo la modalidad de
péndulo. Fueron liberadas en tres ataques simultáneos, lo que deja entrever que
las disidencias están planeando con suficiente anterioridad los ataques que
cometen contra los militares, pero las alertas de inteligencia no han sonado.
Precisamente
en esta zona del sur del departamento se presentaron los primeros ataques con
drones hacia la fuerza pública. Todo comenzó con improvisados artefactos aéreos
cargados con granadas. Sin embargo, con el pasar de los días, los criminales de
las disidencias han perfeccionado la técnica, a tal punto que hoy tienen
elementos para realizar arremetidas teledirigidas con un porcentaje muy alto de
acierto.
Otros
métodos criminales
La
estrategia viene acompañada con otras formas de violencia que combinan las
disidencias cuando determinan que el dron no es el equipo más efectivo para un
ataque. Los grupos criminales que forman parte de la paz total del Gobierno
optaron por combinar diferentes métodos de guerra y armas. Hoy, en la región
del Plateado y Argelia es casi imposible caminar.
Las
disidencias, al tener las raíces vivas de la extinta guerrilla de las Farc, no
abandonaron la repudiable práctica de instalar artefactos explosivos en la
tierra, convirtiendo los caminos de herradura en verdaderos campos de la muerte
para soldados, pobladores y animales.
“Nos
pusieron unos 4.000 campos minados en las partes altas porque ellos no piensan
permitir que nadie les llegue, las entradas al casco urbano están monitoreadas
por cámaras de seguridad, las tres entradas vehiculares están llenas de
explosivos controlados a control remoto”, le explicó a SEMANA el general
Federico Mejía, comandante del Ejército en el Cauca, sobre la situación en
Argelia.
El
reciente ataque con una moto cargada con explosivos en Jamundí, Valle del
Cauca, y el atentado con tatucos lanzados desde una volqueta a la Estación de
Policía de Popayán, Cauca, ocurridos en menos de una semana, prueban que las
disidencias están listas para utilizar cualquier método de terrorismo sin
importar si mueren niños, civiles, policías o militares.
Para
el caso de Jamundí atacaron con el terrible método usado por Pablo Escobar para
sembrar terror entre la población, vehículos con explosivos que dejaban
abandonados en determinados puntos para que exploten al paso de las patrullas
de los militares o de los policías.
De
manera inexplicable, las disidencias lograron ubicar una volqueta cerca al
comando de Policía de Popayán, desde donde lanzaron varios tatucos (cilindros
bomba) con el fin de acabar con el mayor número de vidas de uniformados, por
fortuna el hecho solo dejó heridos y daños materiales.
El asunto es tan grave que parece
que Colombia hubiera retrocedido unas dos décadas en materia de violencia,
nuevamente se están viendo las tomas a los pueblos por parte de las
organizaciones armadas, como sucedía en la época más dura del conflicto, cuando
actuaban con todo el poderío las Farc y las AUC.
Se
volvieron a registrar las escenas que tanto daño le hicieron al país y que se
pensó eran cosa del pasado, cuando guerrilleros fuertemente armados ingresaban
a los pueblos a tomarse las estaciones de Policía, las bases militares y hasta
los bancos. Así ocurrió en Jambaló, en septiembre del año pasado; y hace apenas
un mes en el municipio de Morales, donde los criminales camuflados parapetados
en un bingo y una fiesta hostigaron por sorpresa y durante más de dos horas la
estación de Policía. Una de las imágenes que más causó impresión fue ver un
disidente de las Farc con un poderoso fusil Barrett M82 tratando de derribar un
helicóptero de la fuerza pública que sobrevolaba en ese municipio del Cauca, en
medio de la toma de las disidencias.
La
gravedad del caso es que el fusil que tenía el disidente de las Farc es similar
al que usan los francotiradores de la fuerza pública que, para su manipulación,
se debe contar con entrenamiento especial. Y es que el uso de los drones es una
nueva y peligrosa forma de causar terror que se suma a las viejas prácticas y
al abastecimiento con fusilería, ametralladoras, morteros, misiles antiaéreos y
hasta con armas hechizas.
El suministro de armas para los grupos criminales se
sigue dando, como ha ocurrido en las últimas décadas: intercambio de armas por
cocaína, militares y policías corruptos que les venden las armas oficiales y
hurtos de los equipos a los uniformados en terreno.
El
poderoso inventario
Según
informó inteligencia, las armas se intercambian por cocaína y se concretan en
las fronteras porosas. La principal es la de Venezuela, les siguen Brasil,
Ecuador y Panamá. Son de origen israelí, americano, venezolano, ruso, entre
otros.
Cuentan
en su inventario con lanzacohetes RPG antitanque y antiaéreo, de fabricación
rusa; lanzagranadas sudafricanos; fusiles Barrett, de fabricación
estadounidense; fusiles Galil, con culata plegable, de fabricación israelí;
fusiles Galil ACE, de fabricación de Indumil; fusiles rusos y búlgaros AK-47;
fusiles FAL, de fabricación belga; fusil Barrett .50; fusil M-16, de
fabricación estadounidense; lanzagranadas Miklor MGL, de fabricación
sudafricana; y fusil AKM-MPi KM, soviético.
Además,
los criminales cuentan con pistolas Pietro Beretta 9 milímetros; revólveres y
pistolas marca Browning; ametralladoras y subametralladoras M97-PKM- M63A, y la
conocida escopeta Smith & Wesson.
El
caballo de Troya
En medio del recrudecimiento del
conflicto hay un tema muy preocupante y que pone sobre la mesa el desmonte de
la inteligencia y contrainteligencia del país. Esta semana pasó al retiro el
general Óscar Vera, el último oficial que quedaba en el Ejército, de su grado,
experto en dicha especialidad. Si bien lo habían trasladado a la Quinta
Brigada, y algunos lo consideraban un general acomodado en el Gobierno, otros
lamentan su salida por lo que significó Vera en las mejores épocas de la
inteligencia de las Fuerzas Armadas. El nuevo comandante de la institución, el
general Luis Emilio Cardozo, le pidió en privado que solicitara la baja. Hoy no
hay un solo general experto en inteligencia en el Ejército, en medio de tantos
desafíos que impone la criminalidad.
Cardozo es muy cercano al coronel en retiro Juan Carlos
Mazo, hombre de confianza del ministro de Defensa, Iván Velásquez. De hecho,
Mazo fue jefe de Cardozo en Indumil. Como si lo que está sucediendo con la
inteligencia fuera poco, la venta ilegal a organizaciones criminales de parte
de miembros de la fuerza pública se convierte en una tragedia. SEMANA indagó en
la Fiscalía, en la Dirección Especializada contra las Organizaciones
Criminales, donde advirtieron la gravedad de estos hechos, que no son aislados,
“por lo menos semanalmente son capturados militares o policías que hacen estas
transacciones y no generan relevancia porque parecen casos aislados en
diferentes regiones del país”.
Para
estas transacciones, que se resumen en la ilógica ecuación de militares dando
armas para asesinar a sus propios compañeros, se utilizan, según explicaron,
dos modalidades: desviación y armas incautadas. La primera advierte que las
armas del Estado terminan en manos de los grupos al margen de la ley como el
ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc. En las seccionales del
país se capturan de forma constante a militares que desde los armerillos sacan
la munición, las partes y las armas completas, de inventarios en desuso, para
traficarlas.
Con
las armas incautadas funciona diferente. Los responsables son algunos de los
encargados de las divisiones militares y almacenes de evidencia. Algunos
aprovechan el desorden en los inventarios para sacar la munición y el armamento
que se supone debe destruirse. Lo dan por destruido, hacen videos, toman fotos
y realmente lo venden al mejor postor.
Solo
por citar uno de los casos que lleva la Fiscalía, en mayo fueron capturados el
capitán Gustavo Bayter Jiménez, la subteniente María Fernanda González Gamboa,
el cabo tercero Thaysir Hernando Vergara y los sargentos segundos Yesith
Bernardo Campo Maradiaga y Lorenzo Segura Arcos, por esta práctica ilegal. La
caída de estos militares se dio por hechos que presuntamente ocurrieron en
Cali, entre marzo y abril de 2023, y se conocieron cuando un supuesto
integrante de las disidencias de las Farc, de la columna Jaime Martínez, inició
su proceso de sometimiento y contó todo.
Semanas
después, fueron capturados el soldado profesional Esinhawer Romero Moreno, el
suboficial en retiro Harold Alejandro Ráquira García y el soldado profesional
en retiro Sergio Lozano Morales. Todos integraron las Unidades Móviles de
Mantenimiento de Armamento de la Cuarta y la Sexta División del Ejército y
vendían las armas a las disidencias de las Farc, el ELN y el Clan del Golfo,
que delinquen en Caquetá, Putumayo, Huila, Tolima, Antioquia, Meta y Chocó.
No
convencionales
Otra
línea con la que sostienen la guerra en el país, prohibida por el derecho
internacional de la guerra, son los métodos no convencionales: cilindros bomba,
balones bomba, drones, minas antipersona, granadas artesanales, minas
antitanque, minas “fantasma o borradoras”, trampas bajo tierra, cañón artesanal
tipo antiaéreo, artefactos explosivos improvisados tipo sombrero chino y
granadas trampeadas.
El
asunto es preocupante y así lo pone sobre la mesa una voz calificada como la
del general en retiro del Ejército Jorge Enrique Mora, quien afirma que “el
cese al fuego bilateral, que va a completar ya más de un año y medio, les ha
permitido a estos grupos armados mover con facilidad y traer desde Venezuela
armamento y municiones de alto calibre. Hay que recordar que para 2013 ya había
información de que las extintas Farc habían adquirido misiles tierra-aire de
fabricación rusa y la información que tiene actualmente la inteligencia es que
se han dotado de estos equipos que son una grave amenaza para los
helicópteros”.
El
general (r) Mora puso el dedo en la llaga y explicó que otro de los factores
críticos es el narcotráfico. “Así como sale cocaína del país, entran armas
ilegales. Es un ejercicio de trueque que se da entre criminales”.
“El
negocio de las armas es monstruoso y, en este caso, los proveedores las cambian
por cocaína, oro, coltán, contrabando y trata de personas. Las movilizan por
las rutas fluviales y terrestres que hay en Arauca, Vichada, Guainía, Meta,
Putumayo, Caquetá, Nariño, por el Pacífico, y por el tapón del Darién”, agregó
el general (r). Por su parte, el coronel retirado del Ejército Fabián Giraldo,
experto en temas de seguridad y defensa, alertó por la gravedad que puede
significar que en el país los criminales adopten la estrategia de llevar la
guerra al nivel de los drones, como ocurre en Ucrania.“Todo va en decadencia
desde que surgieron los drones porque son muy precisos y tienen bajo costo. En
Ucrania se están usando en una alta proporción, a tal punto que se plantea que
ese país se convirtió en un laboratorio en el mundo en el uso de estos artefactos
no tripulados para ataques”, señaló el oficial retirado. Dijo que las
características de los drones permiten generar graves daños cuando se utilizan
de forma criminal, como lo vienen haciendo las disidencias de las Farc. “Lo
particular es que en Colombia las Fuerzas Militares no están preparadas para
esto, ni siquiera Estados Unidos, y esto es una amenaza importante en el
presente y futuro”, añadió.
El
coronel (r) Giraldo indicó que los drones están clasificados en cinco
categorías, pero la que le debe preocupar a Colombia es la número 1, la de los
drones más pequeños, que pueden soportar pesos de hasta dos kilogramos. Eso los
convierte en un arma sumamente destructiva y barata. “Con dos kilogramos de
explosivos se puede afectar una patrulla, matar varias personas y, al
compararlos con otros artefactos explosivos improvisados, estos tienen mayor
capacidad de daño y pueden llegar a zonas de difícil acceso, como la
infraestructura crítica del país”, añadió. Los drones de categoría 1 son los
que están usando las disidencias de las Farc para atacar a la fuerza pública,
son equipos que se consiguen en el mercado tecnológico entre 500.000 pesos y 4
millones de pesos. No se requiere ser un experto para su manipulación, basta
tener buena práctica y en algunos casos, por ser de esta categoría, no tienen
limitaciones para volar en zonas donde habitualmente son prohibidos.
Durante
el anterior Gobierno se advirtió sobre los riesgos que generaría para la región
la amistad de Irán con Venezuela, pues el país de Medio Oriente estaba
entregando drones de alta tecnología al país vecino. Los iraníes le entregaron
al Gobierno de Nicolás Maduro los Mohajer-2, equipos que fueron rebautizados
por las fuerzas venezolanas como Antonio José de Sucre-100 (ANSU-100), tras su
llegada, el 6 de julio de 2022.
El
Gobierno de Maduro los presentó como el gran poderío aeroespacial y destacó que
el ensamble de los sofisticados drones se hiciera en Venezuela. Los equipos
fueron modernizados y artillados en ese país por la Empresa Aeronáutica
Nacional S. A. (Eansa), filial de Conviasa, dedicada a la fabricación de
aeronaves. De estos drones se destacan sus capacidades de reconocimiento,
ataque, capacidad antitanque y personal. La situación de orden público que vive
el país muestra que fracasó la política de seguridad de Petro y de su ministro
de Defensa, Iván Velásquez.
Pese
a que la inteligencia está alarmada por el uso de los drones, en las últimas
horas, desde Suecia, Petro intentó minimizar la gravedad de lo que está
sucediendo. “Cualquier persona hoy usa drones, se venden en el supermercado, y
pueden lanzar explosivos desde el aire. Sin embargo, también hay formas de
destruir los drones y de impedir que arrojen explosivos. Estamos entrando a un
nuevo escenario, pero ese escenario no representa que este tipo de organización
logre o represente un reto para el Estado o para la sociedad colombiana”.
Lo
cierto es que el Gobierno no ha podido contener la escalada terrorista de los
grupos criminales, mientras la inteligencia de la fuerza pública empieza a
mostrar un grave deterioro. Por ejemplo, en el atentado en Popayán, a pocas
cuadras de la estación de Policía, las disidencias parquearon una volqueta
desde donde lanzaron cilindros con explosivos y nadie se dio cuenta. En cambio,
los criminales, apalancados en el cese al fuego, se han modernizado y hoy son
más poderosos y peligrosos.
Tomado de: https://www.semana.com/nacion/justicia/articulo/los-drones-de-la-muerte-semana-revela-los-secretos-de-la-nueva-y-peligrosa-estrategia-de-guerra-de-las-disidencias-de-las-farc-hay-alarma-por-la-seguridad-nacional/202443/
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