Al fin, ¿la economía está mal, bien o más o menos? Las opiniones al respecto se mueven de manera similar a la polarización que tiene el país. Por ello, SEMANA entrevistó a Diego Pereira, economista jefe del Cono Sur y los Andes, del banco más grande de EE. UU.
Diego Pereira, economista jefe del Cono Sur y los Andes, del JPMorgan. | Foto: Tim Bishop/JPMorganEconomía,
con oxígeno en el segundo trimestre
SEMANA:
Recientemente se conoció el resultado de la economía colombiana en el segundo
trimestre (2,4 %). ¿Cómo está viendo ahora JP Morgan las posibilidades de
crecimiento de esta nación?
Diego
Pereira (D. P.): Colombia ha hecho un ajuste macroeconómico necesario después
de un exceso de crecimiento de la demanda doméstica en los años 2021-2022. A partir de entonces, hemos
visto una desaceleración, sobre todo en la inversión, no tanto en el consumo.
Cuando
uno mira la evolución del consumo en niveles (no siempre mirar el crecimiento
de un trimestre contra el otro, sino el mediano plazo), allí se puede observar
que el consumo desde el cuarto trimestre de 2022 prácticamente se ha
‘mesetado’: no ha mostrado crecimiento, pero tampoco caída. Lo que sí ha caído de manera
importante es la inversión, sobre todo cuando incluimos inventarios. Ese
ajuste era necesario. La demanda doméstica ha empezado a mejorar y el
crecimiento de este segundo trimestre, si lo comparamos contra el mismo
trimestre del año pasado, ya está por encima del 2 %. Esa cifra es la
proyección que tenemos en JP Morgan para todo el año.
La
cifra, quizás hace unos meses atrás, lucía muy constructiva, pero la
información que hemos tenido disponible en los últimos meses va incrementando
la probabilidad de que así sea. Inclusive, el propio staff técnico del Banco de
la República ha venido elevando su propia proyección.
Yo
mantengo la proyección cercana al 2 %, y, si no hay choques importantes, ya sea
desde el resto del mundo, o por alguna incertidumbre local, todo apunta a que
la actividad económica va a seguir mejorando, para ser de 2,7 % en 2025.
Reforma
tributaria sí, pero no ahora
SEMANA:
¿Cree que la idea de una reforma tributaria podría convertirse en un nubarrón
para las perspectivas de crecimiento, por la incertidumbre que genera?
D.
P.: En esta situación del ciclo económico no parece ser quizás lo ideal, lo
idóneo, elevar la carga tributaria sobre el sector privado, porque venimos de
un nivel de inversión muy bajo; un consumo estancado por varios trimestres. En medio de esta situación,
elevar la carga tributaria, así como tener una postura expansiva con el gasto
fiscal, puede generar tensiones financieras que repercuten sobre la inversión,
y al final terminan afectando la propia evolución del crecimiento.
Y por el lado externo están las
probabilidades de recesión en Estados Unidos. Y esto no es menor. Para esta segunda mitad del año
hemos reconocido que la posibilidad ha aumentado: la teníamos en 25 % y ahora
en 35 %.
Y
desde el día de hoy hasta la mitad del año que viene, la probabilidad de
recesión la vemos cercana al 45%.
Estados
Unidos tiene canales directos con el accionar del crecimiento en Colombia y en
la región. Por lo tanto, como no se puede controlar lo foráneo, lo ideal sería
evitar incrementar la incertidumbre local.
SEMANA.
El asunto es que la reforma tributaria, según se ha mencionado hasta ahora,
bajará la tasa de renta a empresas, pero al mismo tiempo recaudará $12 billones
que ya están incluidos en el presupuesto de 2025. Implica que alguien pagará
más impuestos. Entonces, ahí es donde está el temor que genera incertidumbre.
D.P.:
Aún no conozco los detalles de lo que el Gobierno va a presentar al Congreso,
así que no quiero hacer un juicio de valor sin tener todos los detalles. Pero
puedo destacar varios puntos de lo que hasta ahora se ha conocido. Lo primero:
es muy loable que finalmente haya un consenso sobre lo alta que es la tasa
corporativa de renta en Colombia. Y eso creo que es bienvenido desde el punto
de vista del mercado -tanto real como financiero-.
Entonces,
creo que es un pilar clave para que el país pueda repensar su estructura
tributaria de forma tal que pueda elevar en el mediano plazo la inversión y
ganar algo en términos del crecimiento potencial.
En
segundo lugar, a pesar de que la comunicación ha sido que efectivamente se
quiere empezar a reducir la tasa corporativa, en el corto plazo, cuando se
incluya todo el paquete, tiene que elevarse la recaudación en siete décimas del
PIB. En términos netos se eleva la presión tributaria sobre el sector privado.
Así
que -en espera de los detalles de la reforma-, por ahora no me parece que sea
el mejor momento para incrementar el peso tributario, independientemente de en
qué tipo de impuesto se haga. Pero sí me parece muy bienvenido el que ya haya
un consenso para que la tasa corporativa -en el futuro- tenga que revisarse a
la baja.
También
sería aconsejable, desde el punto de vista de experiencias exteriores de otros
países, no tener que hacer una reforma tributaria cada dos años.
Me
parece una frecuencia muy alta para que los agentes económicos, ya sean las
empresas, las grandes corporaciones, las pequeñas y medianas empresas, los
hogares, tomen decisiones a mediano y largo plazo.
SEMANA:
Es decir, sería partidario de que no se tramite la reforma tributaria ahora.
D.P.:
En esta situación de la evolución del ciclo económico, en que la actividad se
va recuperando y el foco debe ser elevar el crecimiento potencial, resulta algo
apresurado. Quizás no sea lo oportuno. Tal vez estructurar algo más de fondo,
de manera tal que quien esté en el gobierno después de esta administración no
tenga la necesidad de volver a sugerir algún tipo de reforma tributaria.
SEMANA:
Hay muchos analistas en Colombia que piensan lo mismo, pero si no se tramita la
reforma ¿Cómo hacer para recomponer las cuentas?, porque -como usted mismo lo
ha dicho-, el gasto es alto para poder cumplir los programas sociales que
prometió el gobierno.
D.P.:
Colombia debe apegarse a
la regla fiscal. Y es de reconocer que a pesar de buscar una política
fiscal expansiva, cuando la administración ha notado o ha visto evidencia de
desviaciones importantes, en este caso la baja en la recaudación en relación
con lo esperado, han tomado medidas para reducir el gasto. Eso me parece muy
destacable. Continuar con esta postura, mantener y respetar los parámetros y el
espíritu de la regla fiscal, como lo han hecho en estos años. Y luego ser muy
cauto.
Expandir
el gasto en esas situaciones puede llevar a un menor crecimiento.
Mi
conclusión sería que no hay espacio fiscal para hacer políticas contracíclicas.
Lo importante ahora es evitar que el riesgo crediticio aumente.
El
diésel, que susto
SEMANA:
También tenemos a la vista un incremento en el precio del diésel, que además es
inaplazable. ¿Podría ser difícil de manejar en términos de la presión que puede
ejercer sobre la inflación?
D.P.:
Desde el punto de vista fiscal es importante que se normalice el precio del
diésel, igual a como se procedió con la gasolina. Los aumentos aplicados ya
generaron una presión inflacionaria adicional y ahora viene la segunda parte de
la corrección, con el diésel.
Con
ese combustible, el mayor impacto sobre la inflación sería el año que viene.
Siempre es difícil ese tipo de correcciones, pero son necesarias en lo fiscal.
La buena noticia es que, a diferencia de lo que ocurrió con el aumento de
precio en la gasolina, con el diésel se va a dar cuando otros muchos precios en
la economía vean su inflación desacelerar.
¿Qué
hacer con las tasas de interés?
SEMANA:
¿Cree que el Banco Central debería bajar las tasas de interés en 100 puntos
básicos como lo han propuesto varios analistas?
D.P.:
Bajar 100 puntos básicos creo que no se condice con lo anotado sobre las
perspectivas de la actividad económica. Sin embargo, están dadas las
condiciones -sobre todo en lo internacional- para que el Banco de la República
pueda acelerar su paso de reducción de la tasa: a 75 puntos básicos por
reunión.
No
obstante, hace unas semanas, el JPMorgan revisó el perfil de reducción de tasas
de la FED (Reserva federal de Estados Unidos) y ahora estimamos una FED que sea
un poco más agresiva, más reactiva, que baje la tasa más rápido en lo que queda
del año. Eso refuerza el escenario base que teníamos para el Banco de la
República en Colombia, de que si hay espacio para acelerar. A partir de la
reunión de septiembre veremos si la mayoría de la junta directiva así lo
decide.
Yo
creo que la tasa de política monetaria estaría llegando al 6 % alrededor el año
que viene.
De
la inversión forzosa
SEMANA:
Está en boga la posibilidad de tramitar una ley sobre inversiones forzosas,
para que los bancos privados participen en la financiación de proyectos que son
de interés de las políticas de gobierno. ¿Ve viable esa alternativa, sería útil
para la reactivación como plantean desde la Casa de Nariño?
D.P.:
Destaco primero que la inversión forzosa ya existe y ha sido un vehículo de
financiamiento regulado, básicamente para el sector agrícola.
Lo
segundo es que el mercado financiero y crediticio colombiano ha mostrado un
desarrollo, tiene hoy una profundidad mucho mayor.
La
industria bancaria y los agentes de crédito y financiamiento de la economía ya
tienen la capacidad de innovar, de crear nuevos vehículos de crédito que no
necesariamente se asocien a la figura ya existente de las inversiones forzosas.
Creo
que hay otros métodos que pueden ser más eficientes. Tratar de canalizar más
recursos hacia sectores que se consideren pilares para la evolución de la
economía es algo que hace la gran mayoría de las economías del mundo y hay
mejores instrumentos para proceder con esas líneas de crédito hacia los
sectores que propone la administración.
SEMANA:
¿Es cierto que eso podría encarecer el crédito porque los bancos tendrían que
destinar una plata específica para ciertos sectores, como el de la economía
popular?
D.P.:
Como parece estar planteado ahora y también dependiendo de los montos que se
quieran establecer, es una posibilidad cierta. Los bancos tienen invertidos los
recursos en diferentes campos: en bonos del tesoro (TES) por ejemplo. Por lo
tanto, si se restrinje el accionar de los bancos y forzosamente tienen que
poner recursos en uno de estos nichos, va a haber menos recursos para los
otros.
SEMANA.:
Ecopetrol, empresa en la que JPMorgan tiene acciones. ¿Cómo recibieron los
resultados de baja en utilidades?
D.P.:
No sigo específicamente a los sectores. El tema de Ecopetrol lo puedo abordar
desde el punto de vista macroeconómico y fiscal. Se han sobreestimado los
recursos que se espera que lleguen a los cofres del tesoro y los resultados que
mostró Ecopetrol vuelven a incidir en esa sobreestimación, por lo tanto, no
queda más remedio que volver a ajustar el gasto si otras partidas -de
recaudación- no logran cubrir esa desviación
Otro
punto que agrego en ese sentido es que si Estados Unidos entra en recesión el
precio del petróleo va a ser menor que el precio actual.
De
hecho, para el año que viene nuestra proyección del precio del petróleo Brent,
aún sin asumir recesión en Estados Unidos, es, 75 dólares el barril en
promedio. A final de año, 67 dólares. Entonces hay que ser cauto, lo que
significa ser reactivo: si se evidencia que la tendencia en la recaudación
viene por debajo de lo esperado, reaccionar prontamente en la corrección del
gasto, intentando evitar reducir o cortar lo que tiene que ver con el gasto en
inversión porque eso es lo que tiene el multiplicador más alto para con la
actividad.
SEMANA:
¿Cree que hay suficiente confianza para que se dé la reactivación?
D.P.:
Para el año que viene nuestra proyección para la economía es de 2,7%; el Banco
de la República la tiene un poquito más alta y el gobierno también. La pregunta
que yo hago es, ¿es eso suficiente para dejar contentos a los diferentes
agentes de la economía colombiana, al sector corporativo, a los hogares; para
maximizar la posibilidad de brindar oportunidades ante la necesidad que hay?
Si
no es suficiente entonces la discusión no es un problema de demanda, no es un
problema de hacer política fiscal más expansiva no es un problema de bajar más
la tasa es un problema de elevar el crecimiento potencial, es un problema de
oferta y entonces las reformas necesarias para elevar el crecimiento potencial
son de otro espíritu.
Esa
es la discusión que debe replantearse en Colombia. Si lo que queremos son tasas
de crecimiento más elevadas para maximizar las oportunidades de esta economía,
la discusión es sobre el crecimiento potencial. No se va a lograr en forma
sostenible elevar el crecimiento si lo empujo con política fiscal procíclica o
si bajo más de la cuenta la tasa de política. Eso solo genera desequilibrio
macroeconómico que a la larga termina causando un nuevo parón en la economía,
una nueva caída de la inversión, y posiblemente una nueva caída de crecimiento
potencial.
Tomado de: https://www.semana.com/economia/articulo/lo-que-dice-el-jpmorgan-de-la-reforma-tributaria-el-precio-del-diesel-ecopetrol-y-la-inversion-forzosa-en-entrevista-con-semana/202417/
NOTA:
JP Morgan & Chase Co. es el banco más grande de Estados Unidos y una de las
mayores empresas financieras del mundo. Fue creada en el año 2000 a partir de
la fusión del Chase Manhattan Bank con J.P. Morgan & Co. J.P. Morgan es una
empresa líder global en servicios financieros que ofrece soluciones a las
corporaciones, los gobiernos y las instituciones más importantes del mundo en
más de 100 países.
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