Las autoridades del régimen tratan de restablecer el sistema eléctrico nacional colapsado que dejó en la oscuridad al país de 10 millones de habitantes
Las calles de La Habana a oscuras por el apagón (REUTERS/Norlys Perez)
“Tengo mucha decepción,
frustración y desesperanza”, dice la cubana Tania Ramírez, de 39 años, mientras
camina sola por el Malecón de La Habana para aliviar la tensión que le generó
el gigantesco apagón que mantiene a oscuras a toda la isla.
“No solo es la falta de
electricidad sino de gas, de agua”, dice esta ama de casa a la agencia de
noticias AFP, 11 horas después de que la salida imprevista de la principal
central termoeléctrica de la isla provocara el colapso total del sistema
eléctrico del país.
Con el ceño entrecerrado, esta
mujer afirma que su “generación quiere seguir confiando”, en la revolución
castrista, pero su “resiliencia tiene límites”.
Las autoridades cubanas
trataban entre la noche del viernes y el sábado restablecer el sistema
eléctrico nacional colapsado y que dejó en la oscuridad al país de 10 millones
de habitantes.
La salida imprevista de la
central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en la occidental provincia de
Matanzas y la más importante del país, provocó la caída del sistema eléctrico
nacional, informó después del mediodía a la televisión estatal, Lázaro Guerra,
director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas.
Cuando la central
termoeléctrica salió de servicio, “el sistema colapsó, o sea, está en cero
total desde esa hora”, dijo Guerra al asegurar que el régimen trabaja para
restablecer el servicio lo antes posible.
Caída la noche, las únicas
luces que iluminaban la capital, de dos millones de habitantes, eran las de los
hoteles, hospitales y unos pocos negocios privados que tienen plantas
generadoras propias. Las calles lucían prácticamente vacías, sin transporte público
y con los semáforos fuera de servicio.
“Me duele muchísimo”
En algunas calles de la ciudad
se veían pequeños grupos de personas que, iluminándose con sus móviles,
charlaban con familiares y amigos. Algunos salieron de sus casas para
refrescarse en medio del calor nocturno, con temperaturas que rondan los 30
grados centígrados.
“Tenemos una bebita chiquita y
vivimos en un edificio que no tiene las mejores condiciones. Tenemos que bajar
y sentarnos aquí”, dice molesta Betsabé Valdés, de 40 años, en el céntrico
Paseo del Prado.
El mayor temor de esta
trabajadora autónoma es que los alimentos que tiene en su heladera se puedan
echar a perder, si la electricidad no llega pronto.
“Todo se descompone”, agrega.
“Me duele muchísimo todo esto”, apunta.
El colapso del sistema ocurrió
unas horas después de que el régimen declarara una “emergencia energética” y
anunciara la paralización de las actividades laborales en el país, entre otras
medidas para enfrentar la crisis que las últimas semanas ha dejados a la
población en algunas provincias hasta 20 horas sin servicio eléctrico.
“Lo que nos interesa es tener
la corriente, no la explicación que nos puedan dar”, se queja Pablo Revé,
aunque este educador de 61 años se tomó el apagón con menos malestar que otros.
“Ahorita nos ponemos a jugar
dominó porque nos reímos hasta de nuestra propia suerte”, agrega Revé. “Seguir
para adelante es lo que nos queda”, comenta resignado.
“Estrategia bien definida”
Las autoridades de la Unión
Eléctrica han asegurado que trabajan para restablecer el sistema eléctrico del
país lo antes posible, pero señalan que será un proceso que será gradual.
En la tarde, las autoridades
habían logrado alcanzar un nivel de generación de energía eléctrica, que será
empleada para arrancar las termoeléctricas y las planas flotantes en varias
regiones del país.
“Tenemos una estrategia bien
definida” y “vamos cumpliendo todos los protocolos para hacerlo de forma
segura”, dijo el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy.
Al final del día las
autoridades habían logrado alcanzar con “microsistemas” anexos un nivel mínimo
de generación de energía eléctrica, que será empleada para arrancar las termoeléctricas
y las plantas flotantes en varias regiones del país, y que benefician a un
pequeño filo de 19.000 personas.
Pero la decepcionada ama de
casa Tania Ramírez es más pesimista. “Las soluciones se ven lejanas” y “no se
vislumbra mejoría inmediata, todo lo contrario”, dice.
Tomado de: https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/10/19/se-profundiza-el-drama-que-viven-los-cubanos-en-medio-del-apagon-total-tengo-mucha-frustracion-y-desesperanza/
NOTA.
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