El Eln y el Movimiento
Revolucionario Popular completan las agrupaciones con interés en la paz. FOTO:
Archivo EL TIEMPO
Según Indepaz, entre ellos
están el Eln, las disidencias de las Farc y el ‘clan del Golfo’.
La política de paz que adelanta
el Gobierno, según el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz
(Indepaz), ya ha seducido a 24 grupos armados que han expresado públicamente su
voluntad para explorar opciones de diálogo o sometimiento a la justicia.
A pesar de que el número de
actores de guerra que han manifestado esta disposición es inédito, de acuerdo
con el instituto citado, las cifras aún distan del anhelo e insignia del
presidente Gustavo Petro: la ‘paz total’.
Camilo González Posso,
presidente de Indepaz, explica que este instituto contabiliza también los
frentes de guerra de las disidencias Farc como grupos armados. En total,
González identifica 64 agrupaciones en el país. Dicha cifra significa que 40 de
estas (el 62,5 por ciento de los armados en Colombia) aún no han expresado su
intención de unirse al proyecto del Ejecutivo para el cese de la violencia.
En primer lugar, en el informe
aparecen los grupos pos-Farc, de los que Indepaz contabiliza 12 frentes. En
cuanto a organizaciones narcoparamilitares, el cálculo de la investigación
llega a 10. Y, finalmente, el Eln y el Movimiento Revolucionario Popular completan
las dos docenas de agrupaciones con interés en la paz.
El convencimiento de estos 24
ilegales con el proyecto insignia del Gobierno, empero, no es absoluto. Como
prueba de ello está la baja cifra de grupos que plantean ceses del fuego.
De las disidencias de las
Farc, solo el líder de coordinación del Bloque Suroriental y el ‘Frente 33’
proponen caminos para alcanzar un cese del fuego bilateral. Luego, aparece el
‘clan del Golfo’, con un supuesto cese unilateral del fuego a partir del 7 de
agosto que no se ha cumplido.
Como muestra de ello, la
Defensoría del Pueblo emitió a mediados de diciembre una alerta para 16
municipios en Bolívar y Sucre, debido a los riesgos inminentes de violaciones
de los derechos humanos derivados de la expansión territorial de este grupo
criminal. Y, para un total de cuatro proposiciones, figuran la de los
‘Rastrojos Costeños’.
Este mapeo no se detiene ahí.
Indepaz también establece los nueve focos con mayor intensidad de conflicto: la
Troncal del Caribe, Norte de Santander, Arauca, Chocó y Urabá antioqueño,
Serranía de San Lucas, Cauca y sur del Valle, Putumayo, costa Pacífica
nariñense y Triángulo de Telembí. El noveno son los entornos urbanos del país.
Además, Indepaz señala que en
2022 los grupos narcoparamilitares han afectado a 345 municipios, el Eln a 162
y grupos pos-Farc a 161.
Los diálogos en curso
A más de cuatro meses de la
posesión de Gustavo Petro, el Gobierno ha establecido tres diálogos formales
con armados: Eln, ‘los Shottas’ y ‘los Espartanos’.
El Eln ya completó el primer
ciclo de diálogos, en el que se definió el funcionamiento de la mesa, pero no
se habló del cese del fuego, aunque el Eln anunció una ‘tregua navideña’.
Al respecto, el senador y
escritor del libro 'El mapa criminal de Colombia', Ariel Ávila, señala que “la
tregua unilateral del Eln es un preámbulo para el cese bilateral, que
seguramente se va a dar en el primer semestre de 2023. No veo que sea ni malo
ni bueno”.
De hecho, Otty Patiño, jefe
negociador del Gobierno, le dijo a EL TIEMPO que “verificar un cese del fuego
es difícil” con múltiples actores en guerra.
Por otra parte, la experiencia
en Buenaventura tras la tregua entre ‘Shottas’ y ‘Espartanos’ dejó como
resultado, según Petro, 85 días sin homicidios. Con estas bandas, el Gobierno
hizo un ‘laboratorio de paz’ que avanzará a la etapa de diálogos para el
sometimiento de miembros de ambos grupos a la justicia.
¿Quién es quién?
En áreas urbanas, rurales, por
mar y por tierra, cada agrupación que alzó la mano para dialogar tiene una
motivación que expertos como González y Ávila creen fundamental en la
caracterización de los grupos que adelanta el Gobierno.
Por un lado están el Eln, las
disidencias de las Farc y el ‘clan del Golfo’, considerados de primera
generación por su capacidad criminal. Distinto es el caso de los de segunda
generación, como ‘los Chatas’, ‘la Oficina’ y ‘los Pachelly’; y de tercera como
‘los Shottas’ y ‘los Espartanos’.
Esa caracterización, para
Ávila, también pasa por el origen e incidencia de estos grupos. Una parte la
abarcan los que nacieron después de la desmovilización de los paramilitares,
que ahora “se relacionan con ganaderos, con policías y con militares”, sin ser
esa una política de Estado advierte.
También están los que
delinquen debido a las jugosas ganancias que les dejó el narcotráfico, como
‘los Mexicanos’. Y, en cuanto a ciudades, estas tampoco escapan de actos de
redes criminales, prueba de ello son ‘los Shottas’ y ‘los Espartanos’,
fracciones de la banda ‘la Empresa’.
En esa radiografía de perfiles
también están los intereses de cada cabecilla, los cuales cobran valor en la
puja que hay por el reconocimiento político que algunos quieren para sus
agrupaciones. Para el presidente de Indepaz, “si una organización está
integrada por jefes que están dedicados a enriquecerse y por reclutas que están
interesados en el sueldo, eso no es de una organización política”.
Malestar en voz baja
Los ánimos de algunas bandas
para llegar a una negociación no son los mismos que cuando se planteó la ‘paz
total’ inicialmente.
EL TIEMPO habló con una de las
personas claves en el acercamiento que estos grupos han tenido con el Gobierno,
y admitió que la expectativa, de su parte, es que el alto comisionado para la
Paz, Danilo Rueda, les preste la misma atención que al diálogo con el Eln.
Según esta persona, el
Ejecutivo debe tener en cuenta que no solo la guerrilla que se sentó en Caracas
tiene un “factor real de poder”, pues muchos de los otros grupos cuentan con
influencias económicas y políticas que serán claves a la hora de llegar a una
‘paz total’. Entre esas están, advirtió la fuente, el ‘clan del Golfo’ y ‘la
Oficina’ de Envigado.
Sin embargo, lo que originó un
malestar en voz baja –pues nada ha sido comunicado de manera oficial al
Gobierno– es el ya conocido sometimiento a la justicia, el cual estaba primero
pactado como un acogimiento. Para algunas de las bandas en contacto con esta
persona, esto significó una piedra en el zapato que esperan subsanar con el
Ejecutivo.
Esta inconformidad también la
conoce González. Según él, hay “aguas agitadas” en muchas organizaciones, por
lo que se ven “luchas fuertes entre ellos e inestabilidad en la disposición de
hablar con el Gobierno”.
Santiago Carmona y Carlos
López
Tomado de: https://www.eltiempo.com/justicia/paz-y-derechos-humanos/paz-total-indepaz-dice-que-24-grupos-armados-se-quieren-sumar-a-iniciativa-728565
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