NANCY PATRICIA GUTIERREZ
A diario se vulnera a millones
de colombianos, relegando la exigencia del respeto a derechos humanos.
Meses atrás se oían
permanentes críticas que exigían al Gobierno más acciones encaminadas a la
protección de líderes sociales y defensores de derechos humanos, concepto que
incluye a miembros de juntas de acción comunal, a quienes promueven causas
ambientales, étnicas, de género, de minorías y a toda persona que enarbole el
acceso a los derechos.
Desde 2016, ante el aumento de
denuncias por homicidios de defensores de DD. HH., se decidió crear en la
Fiscalía una línea especial de investigación para responder con celeridad a la
aplicación de justicia, en garantía de no impunidad ante tan horrendos
crímenes.
A la par se acudió a la
estrategia de visibilizar cifras en medios de comunicación y redes sociales,
que fueron aprovechadas políticamente en continua crítica nacional e
internacional contra Colombia. El gobierno del presidente Duque, a través de su
pronta política del Plan de Acción Oportuno para protección de líderes (PAO),
combinó operaciones de la Fuerza Pública con presencia de inversiones del
Estado en las zonas de mayor vulnerabilidad a través de programas como Zonas
Futuro y Paz con legalidad, con los que se logró, además del control de
vulneración de derechos, el rescate de seguridad para miles de personas.
Los cuestionamientos no daban
tregua; sin embargo, los resultados demuestran que el Estado siempre estuvo en
la ofensiva de mantener a raya a las organizaciones criminales que vulneran los
derechos de las poblaciones, las cuales se derivan del accionar de grupos
ilegales que disputan el control territorial, financiados por las jugosas sumas
de economías ilícitas. Además, amparados en las condiciones geográficas del
país, su extensión, la abundancia de zonas de protección ambiental y de respeto
a las tradiciones culturales de comunidades étnicas en las que por filosofía
operan Gobierno y sistema de justicia propios.
Ahora ni en los balances de
cierre de año ni en los titulares de logros del Gobierno se habla de homicidios
de líderes sociales, tampoco se oyen reclamos de quienes pusieron a las
autoridades y a la Fuerza Pública contra la pared con el discurso de la
responsabilidad del Estado por la situación de violencia exacerbada. Las cifras
oficiales entregadas por la Defensoría del Pueblo el pasado 30 de noviembre
sobre homicidios de líderes sociales y defensores de derechos han debido
generar escándalo nacional porque entre los meses de agosto y noviembre se
cometieron 68 asesinatos, resultando el año con mayor cifra de homicidios de
líderes desde cuándo empezó a contabilizarse, con la misma tendencia de
afectación mayoritaria sobre comunales e indígenas.
Pareciera que se pretende
callar para no alterar los procesos anunciados a la luz de la política de paz
total. Sin embargo, a diario se vulnera a millones de colombianos, quedando
relegada la exigencia del respeto a los derechos humanos, previo al inicio de
cualquier negociación política con quienes de manera ilícita mantienen
organizaciones armadas. Ante vulneraciones sistemáticas a la población de zonas
apartadas, la respuesta ha sido acudir a visitas en las que no se toman medidas
contundentes para la protección de la población.
Los anuncios menores de cese
del fuego de parte de grupos ilegales no generan ningún entusiasmo en la
población, porque no son creíbles, no tienen verificación y no reflejan
objetivos reales de paz. No es sino revisar los atentados contra la Fuerza
Pública y la grave situación humanitaria y de riesgo para la población étnica
(comunidades afro e indígenas) que, a decir del Defensor del Pueblo, “no
podemos hacer eco de que hay intenciones de paz anhelada y que ellos jueguen
con cartas cerradas. A la opinión pública y a las comunidades no se les puede
seguir mintiendo”.
En conclusión, no podemos
callar en aras de no molestar a quienes vulneran los derechos humanos y de
quienes algunos esperan con ilusión voluntad real de paz.
Tomado de: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/nancy-patricia-gutierrez/columna-de-nancy-patricia-gutierrez-por-que-se-pretende-callar-728786
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