lunes, 26 de diciembre de 2022

¿Por qué se pretende callar?

 

NANCY PATRICIA GUTIERREZ

A diario se vulnera a millones de colombianos, relegando la exigencia del respeto a derechos humanos.

Meses atrás se oían permanentes críticas que exigían al Gobierno más acciones encaminadas a la protección de líderes sociales y defensores de derechos humanos, concepto que incluye a miembros de juntas de acción comunal, a quienes promueven causas ambientales, étnicas, de género, de minorías y a toda persona que enarbole el acceso a los derechos.

Desde 2016, ante el aumento de denuncias por homicidios de defensores de DD. HH., se decidió crear en la Fiscalía una línea especial de investigación para responder con celeridad a la aplicación de justicia, en garantía de no impunidad ante tan horrendos crímenes.

 

A la par se acudió a la estrategia de visibilizar cifras en medios de comunicación y redes sociales, que fueron aprovechadas políticamente en continua crítica nacional e internacional contra Colombia. El gobierno del presidente Duque, a través de su pronta política del Plan de Acción Oportuno para protección de líderes (PAO), combinó operaciones de la Fuerza Pública con presencia de inversiones del Estado en las zonas de mayor vulnerabilidad a través de programas como Zonas Futuro y Paz con legalidad, con los que se logró, además del control de vulneración de derechos, el rescate de seguridad para miles de personas.

Los cuestionamientos no daban tregua; sin embargo, los resultados demuestran que el Estado siempre estuvo en la ofensiva de mantener a raya a las organizaciones criminales que vulneran los derechos de las poblaciones, las cuales se derivan del accionar de grupos ilegales que disputan el control territorial, financiados por las jugosas sumas de economías ilícitas. Además, amparados en las condiciones geográficas del país, su extensión, la abundancia de zonas de protección ambiental y de respeto a las tradiciones culturales de comunidades étnicas en las que por filosofía operan Gobierno y sistema de justicia propios.

Ahora ni en los balances de cierre de año ni en los titulares de logros del Gobierno se habla de homicidios de líderes sociales, tampoco se oyen reclamos de quienes pusieron a las autoridades y a la Fuerza Pública contra la pared con el discurso de la responsabilidad del Estado por la situación de violencia exacerbada. Las cifras oficiales entregadas por la Defensoría del Pueblo el pasado 30 de noviembre sobre homicidios de líderes sociales y defensores de derechos han debido generar escándalo nacional porque entre los meses de agosto y noviembre se cometieron 68 asesinatos, resultando el año con mayor cifra de homicidios de líderes desde cuándo empezó a contabilizarse, con la misma tendencia de afectación mayoritaria sobre comunales e indígenas.

Pareciera que se pretende callar para no alterar los procesos anunciados a la luz de la política de paz total. Sin embargo, a diario se vulnera a millones de colombianos, quedando relegada la exigencia del respeto a los derechos humanos, previo al inicio de cualquier negociación política con quienes de manera ilícita mantienen organizaciones armadas. Ante vulneraciones sistemáticas a la población de zonas apartadas, la respuesta ha sido acudir a visitas en las que no se toman medidas contundentes para la protección de la población.

Los anuncios menores de cese del fuego de parte de grupos ilegales no generan ningún entusiasmo en la población, porque no son creíbles, no tienen verificación y no reflejan objetivos reales de paz. No es sino revisar los atentados contra la Fuerza Pública y la grave situación humanitaria y de riesgo para la población étnica (comunidades afro e indígenas) que, a decir del Defensor del Pueblo, “no podemos hacer eco de que hay intenciones de paz anhelada y que ellos jueguen con cartas cerradas. A la opinión pública y a las comunidades no se les puede seguir mintiendo”.

En conclusión, no podemos callar en aras de no molestar a quienes vulneran los derechos humanos y de quienes algunos esperan con ilusión voluntad real de paz.

Tomado de: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/nancy-patricia-gutierrez/columna-de-nancy-patricia-gutierrez-por-que-se-pretende-callar-728786


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