En 2022, capacidad instalada
del Sistema Interconectado Nacional (SIN) aumentó a 18.777 megavatios. FOTO:
Cortesía Grupo de Energía de Bogotá.
Retraso en proyectos clave y
menos lluvias ponen en riesgo atención de la demanda de electricidad.
El sector eléctrico lanzó una
nueva alerta por el rezago que existe en la entrada de nuevos proyectos de
generación y que podría hacer más visible la posibilidad de un racionamiento de
energía en el país. Además, esta es una de las causas que ha llevado a que los
colombianos tengan que pagar tarifas más costosas.
Al cierre del 2022, la
capacidad instalada del Sistema Interconectado Nacional (SIN) aumentó a 18.777
megavatios por la entrada en operación de 25 plantas, que aportaron 995 MW
adicionales.
Sin embargo, esta capacidad
podría ser todavía mayor si hubiesen entrado los 1.800 MW de la segunda fase de
Hidroituango como se tenía planeado antes de la emergencia en el proyecto,
además de otros 1.547 MW de los parques eólicos que ganaron en las subastas de
2019 y que debían, inicialmente, comenzar a operar en el 2022.
Aparte de los inconvenientes
propios que han tenido estos proyectos, el retraso de Colectora, la línea que
está construyendo el Grupo Energía Bogotá (GEB) y que será la encargada de
transportar la energía eólica de La Guajira, también ha hecho correr los tiempos.
Debía estar operando desde el
30 de noviembre de 2022, pero por la pandemia del covid-19 y dificultades que
han tenido en los procesos de consultas previas con las 224 comunidades del
área de influencia, el Ministerio de Minas y Energía le otorgó al GEB una
prórroga y la nueva fecha es el 22 de julio de 2025.
Pero ahora que estaban a punto
de concluir estas consultas y avanzar hacia la solicitud de la licencia
ambiental, el Ministerio del Interior les notificó que debían hacer 11 más con
poblaciones de La Guajira, cuando el gobierno anterior les aseguró que no eran
necesarias.
“Espero que el proyecto no
siga siendo un mecanismo para resolver problemas que van más allá de los del
proyecto, porque no somos el Una de las grandes preocupaciones que genera este
rezago en nueva oferta es que, si en el futuro se registran pocas lluvias y la
demanda sigue creciendo a un ritmo acelerado, como lo ha venido haciendo en los
últimos años, podría haber un déficit de energía y no se podría atender todo el
consumo de los colombianos. Es decir, se estaría abriendo la puerta a un
racionamiento de energía.
Por ello, es clave que entren
en operación nuevas plantas que puedan cubrir toda la demanda futura, y más
teniendo en cuenta que los planes del Gobierno Nacional de acelerar la
transición energética incluyen tener más carros y buses eléctricos.
De acuerdo con la Unidad de
Planeación Minero Energética (Upme), para 2036, el consumo de electricidad en
Colombia podría tener un crecimiento promedio entre el 2,22 y el 3,33 por
ciento cada año. Estas consultas pueden tomar cuatro meses más, y si el tiempo
se alarga, el proyecto se podría retrasar hasta el 2026 o 2027”, dijo Juan
Ricardo Ortega, presidente del GEB.
Una de las grandes
preocupaciones que genera este rezago en nueva oferta es que, si en el futuro
se registran pocas lluvias y la demanda sigue creciendo a un ritmo acelerado,
como lo ha venido haciendo en los últimos años, podría haber un déficit de
energía y no se podría atender todo el consumo de los colombianos. Es decir, se
estaría abriendo la puerta a un racionamiento de energía.
Por ello, es clave que entren
en operación nuevas plantas que puedan cubrir toda la demanda futura, y más
teniendo en cuenta que los planes del Gobierno Nacional de acelerar la transición
energética incluyen tener más carros y buses eléctricos.
De acuerdo con la Unidad de
Planeación Minero Energética (Upme), para 2036, el consumo de electricidad en
Colombia podría tener un crecimiento promedio entre el 2,22 y el 3,33 por
ciento cada año.
Mientras que Fitch Ratings
pronostica que la demanda crecerá en 1.500 GWh (aproximadamente 2 por ciento),
además del crecimiento de 2.500 GWh del 2022.
Esto implica que se
necesitarían 1.000 MW de capacidad adicional anualmente para satisfacer este
incremento, sin ejercer una presión adicional sobre los precios de la energía.
Efecto en las tarifas
La oferta de generación que
hace falta y la poca capacidad de embalsamiento que tiene Colombia también han
llevado a que se eleven los precios en la Bolsa de Energía.
Según explica el presidente de
Isagén, Camilo Marulanda, en la formación del precio influye la percepción de
los generadores del futuro, que implica soltar menos agua porque vendrá una
temporada de verano y necesitan tener cómo atender sus compromisos con el
sistema y los clientes.
En la práctica, esto se hace
subiendo el precio que se oferta para que las térmicas aumenten su
participación, pero resulta que estas plantas están asumiendo un precio de gas
natural más costoso a raíz de la guerra en Ucrania y un dólar caro.
Además, mientras la demanda
sube, las lluvias se reducen cada vez más (ver imagen). Durante el fenómeno de
la Niña de 2022 —que pareciera que fue muy intenso— llovió menos si se compara
con el que se registró antes.
Y aunque actualmente los
embalses estén por encima de la media histórica, cuando no cae agua el nivel de
estos comienza a bajar rápidamente: en lo que va de 2023 han pasado del 79 al
67,32 por ciento y al 9 de febrero el recurso almacenado era de 12.249 GWh, que
alcanzarían para atender el consumo de los colombianos (220 gigavatios hora por
día) durante solo 55 días seguidos.
Por otro lado, al tener poca
capacidad de embalsamiento, Camilo Marulanda dice que afirmar que los embalses
están llenos es una “falsa tranquilidad”, porque esto puede cambiar de una
semana a otra. En los 40 días que van de este año, su nivel ha caído 14,7 por
ciento y esto deja entrever que un verano de un mes y medio o dos meses puede
generar un estrés en el sistema.
Según estimaciones de la Administración
Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, existe una
probabilidad del 50 por ciento para que entre agosto y octubre de 2023 se
presente un fenómeno del Niño, aunque con el pasar de los meses esta
posibilidad puede cambiar.
“Hay que saber usar el agua
adecuadamente y guardarla para épocas de verano, porque afrontar un fenómeno
del Niño con embalses bajos podría poner en riesgo el suministro de energía
eléctrica”, afirma Camilo Marulanda.
¿Cuál es la solución?
Con este panorama, cobra más
importancia la necesidad de una nueva subasta de Cargo por Confiabilidad. El
Ministerio de Minas y Energía ya confirmó que efectivamente se hará, pero aún
no ha entregado detalles.
Aunque es igual de importante
que puedan entrar en operación todos los proyectos que ganaron en las subastas
de 2019 y que han reportado inconvenientes para avanzar hacia su construcción.
Para esto, el acompañamiento y apoyo del Gobierno se vuelve fundamental.
Más generación de energía,
además de disipar posibles riesgos de desatención de la demanda, podría ayudar
a que las tarifas de energía bajen aún más. De acuerdo con el Dane, en enero la
inflación anual de la electricidad fue de 20,95 por ciento.
Pero para que lleguen nuevas
inversiones a Colombia, también se requiere una claridad en la regulación para
que las compañías puedan saber con qué condiciones pueden hacerlas, pues se
trata de recursos que se invierten a 30 o 50 años.
“El sector tiene que ser
propositivo para tratar de encontrar una fórmula que deje tranquilo al Gobierno
y a las empresas para evitar esa volatilidad del precio de bolsa, pero sin
afectar la credibilidad en la regulación de largo plazo, que es la que atraerá
las inversiones para solucionar el problema de oferta que se tiene”, puntualiza
el presidente de Isagén.
Corregir la reducida capacidad
de embalsamiento actual es muy complicado porque no es viable construir grandes
hidroeléctricas por las restricciones ambientales y sociales que existen. Por
lo tanto, la salida es seguir complementando la generación con pequeñas
hidroeléctricas, mantener las operaciones de las térmicas y más energía
renovable no convencional, sobre todo solar, ya que son proyectos que se pueden
construir en poco tiempo.
Sin embargo, la viabilidad de
este tipo de iniciativas estaría en riesgo por una mayor carga tributaria y la
devaluación del peso, pues cerca del 70 por ciento de los recursos que se
requieren está en dólares.
Esto se suma al incremento del
1 al 6 por ciento de las transferencias eléctricas para este tipo de proyectos
que se incluyó en el Plan Nacional de Desarrollo y que terminaría inyectando
más presión al momento de evaluar una viabilidad económica.
“Si una de las metas del
Gobierno es acelerar la transición energética y la construcción de más parques
eólicos y solares en Colombia, esta mayor tarifa va en contravía de este deseo.
Multiplicar por seis esta tarifa es un poco alto”, dijo el presidente de
Isagén.
LINA QUIROGA RUBIO
Tomado de: https://www.eltiempo.com/economia/sectores/energia-suben-las-alertas-por-un-posible-racionamiento-en-el-pais-741308
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