Las grandes catástrofes que se
están presentando en la actualidad, también representan un gran peligro para la
producción vinícola. © Cortesía
¿Qué está sucediendo?, se
pregunta el USGS. ¿Va en aumento la actividad sísmica o están brotando señales
de alerta de una gran catástrofe, algo así como si se estuviera llenando la
copa?
El pasado jueves se
registraron tres fuertes movimientos sísmicos en Haití, Guatemala y el
departamento de Antioquia. Un día antes se contabilizaron 42 temblores en
distintas partes del mundo, según el portal científico USGS, adscrito a la
Secretaría del Interior de Estados Unidos. Eso sí, ninguno comparable con el
cataclismo ocurrido en Turquía y Siria el pasado 6 de febrero.
¿Qué está sucediendo?, se
pregunta el USGS. ¿Va en aumento la actividad sísmica o están brotando señales
de alerta de una gran catástrofe, algo así como si se estuviera llenando la
copa?
Y sí, porque amenazas
similares se ciernen también sobre el sector vitivinícola como consecuencia de
heladas, granizadas, aumento de las nevadas, inundaciones, aluviones, sequías,
bruscas caídas o aumentos de las temperaturas, incendios accidentales o
provocados por manos criminales, calentamiento global y contaminación
atmosférica. Según el Global Risk Index for Wine Regions, los detrimentos
anuales en el sector superan los US$10.000 millones, expresados en viñas y
bodegas destruidas, pérdidas de inventarios, bruscos desplomes en la producción
y caída libre de ingresos y ganancias, con sus consabidas consecuencias para el
empleo y el turismo.
Contando hacia atrás, la
actual cadena de incendios en el sur de Chile contabiliza un balance desolador:
25 muertes trágicas, igual número de desaparecidos, 700.000 hectáreas de
bosques, viñedos y cultivos carbonizadas, 3.176 damnificados y casi 1.200
viviendas arrasadas.
Además de las carbonizaciones,
los racimos afectados por el humo no podrán recogerse porque los vinos
resultantes arrojarían brebajes intomables.
En la vecina Argentina, un
frente de heladas afectó, en septiembre de 2022, la mayor parte de zonas
productoras localizadas en el piedemonte andino, comprometiendo unas 10.000
hectáreas de vides. Se registraron mermas de entre el 60 al 90 % del total de
la producción.
Y en 2020 los incendios en
California quemaron más de 30 bodegas y causaron pérdidas por US$3.700
millones. En años recientes, igualmente, las tempestades de granizo han
golpeado de manera inclemente famosas regiones de Francia e Italia, como Borgoña
y Piamonte.
Los terremotos, asimismo, han
dejado una estela destructora en Chile, Nueva Zelanda y California. Según el
Global Risk Index -creado por un equipo multidisciplinario de universidades de
Australia y Europa, y cuyo radio de acción abarca 7.500 regiones vitivinícolas
de 131 países-, “no existe región en el mundo que no esté expuesta a climas
extremos o desastres naturales”. A todas luces, es un panorama preocupante para
el planeta y para la especie. ¿Cómo evitar que la copa se llene?
Historia de Hugo Sabogal
Tomado de: https://www.msn.com/es-co/noticias/nacional/se-llen%C3%B3-la-copa/ar-AA17FdKA?ocid=msedgntp&cvid=8aa6fb00117946f88f497315c6635b51
No hay comentarios:
Publicar un comentario