Moisés Naím habla con SEMANA del papel que puede desempeñar Estados Unidos frente a la dictadura en Venezuela. Explica si se puede esperar algún tipo de intervención militar y por qué las sanciones económicas van a replantearse.
Moisés Naim dio su opinión de como puede afectar a la dictadura de Nicolás Maduro la llegada de Donald Trump. | Foto: AFP
SEMANA:
¿Cómo ha sentido usted, como venezolano, lo que está pasando en su país?
Moisés
Naím: Con gran tristeza, gran admiración y esperanza. Hay que ver lo que es
enfrentar un Estado autoritario, criminalizado, asociado a los peores regímenes
del mundo, como China, Rusia. Y desarmado, con una oposición que no está
armada, que no tiene la violencia, porque no forma parte de su agenda ni de su
forma de ser. María Corina Machado es una de las líderes más admirables del
mundo en estos tiempos. Pero ya dijeron e hicieron todo lo que se podía. Ahora
le toca a la comunidad internacional y notablemente a Estados Unidos ver qué
cartas juega en este proceso.
SEMANA:
En este escenario de un presidente electo, pero un dictador al mando, hay
muchos imaginarios que vienen a la cabeza: la caída de Sadam Husein por la
invasión de Estados Unidos, por ejemplo.
M.N.:
Sadam Husein o, por ejemplo, Muamar al Gadafi salieron porque las potencias
extranjeras intervinieron militarmente. Eso en estos momentos no está
planteado. Es fácil decirlo: “Una intervención militar”. Pero, cuando preguntan
los detalles de quién lo hace, cómo lo hace, con permiso de quién, quién pone
los muertos, quién pone las pérdidas materiales, todo cambia. Hay que ir a
poner la cara al Congreso de Estados Unidos o de otros países a pedir la
autorización de llevar esa nación a la guerra. Una vez que te metes a escarbar
en los detalles y en circunstancias específicas, es diferente.
SEMANA:
¿Por qué esos escenarios, como el de Husein, o incluso una captura como la que
hizo Estados Unidos con Manuel Noriega en los noventa, se ven tan improbables
hoy con Maduro?
M.N.:
Lo de Panamá era una cosa muy pequeña. Venezuela es un país mucho más grande
que Panamá. Venezuela lleva años comprando materiales bélicos y todo tipo de
armas modernas a los rusos. O sea, no es tan sencillo como decir: “Ahí van los
marines, abren la puerta y que no haya muchas bajas”. Venezuela es más
complicada de invadir y tiene aliados importantes. O sea, no estoy sugiriendo
que Rusia se va a meter en una guerra en Venezuela o China, pero sí tiene
muchas maneras de influir sobre el tema, como en el caso de Ucrania.
SEMANA:
¿Pero hay alguna posibilidad de intervención de Estados Unidos para sacar a
Maduro con la llegada de Trump?
M.N.:
No lo sé. No lo sé en estos momentos. Lo que se está hablando es de una
profundización de las sanciones de una manera más seria, más sistemática, más
internacional, más multilateral. Había sanciones, pero mal manejadas. Biden
deja un legado muy mixto, muy negativo, con respecto a su manejo de la
situación en Venezuela.
SEMANA:
¿Trump entraña alguna esperanza para Venezuela?
M.N.:
No lo sé. Él tiene que mostrar algo, pero también dentro de Washington hay todo
un grupo de personas muy influyentes que representan las industrias de
hidrocarburos y gas, que son de la opinión de que hay que negociar y que no hay
que buscar cambios de régimen en Venezuela. Vamos a ver con qué llega Trump a
la Casa Blanca. Ellos llegan y encuentran una agenda muy larga de emergencias
que deben atender eminentemente: el Medio Oriente, China, Ucrania, Rusia, la
crisis de las fronteras. En fin.
SEMANA:
¿Qué papel desempeñará Marco Rubio en lo que viene?
M.N.:
Marco Rubio será el canciller estadounidense que más conoce América Latina en
muchos años. Durante años, los cancilleres se han ocupado del Medio Oriente,
del extremo oriente, de China, de India, de Europa… Nunca había habido allí
alguien tan conocedor de América Latina, de su gente, de sus circunstancias, de
sus líderes, de los buenos, de los malos. Él concluyó su intervención en el
Congreso esta semana diciendo que Estados Unidos tiene que repensar su relación
con Venezuela, especialmente, dijo que ya que tenemos la presencia rusa se
requiere una atención especial.
Creo
que él va a defender sus tesis, pero también, como dije, hay otras voces que
tienen una visión más mercantilista, más transaccional, más de oportunidad, más
de cerrar los ojos a la tortura, a las violaciones sistemáticas de los derechos
humanos de los venezolanos, a la destrucción del país. Entonces, esa visión,
por así decirlo, transaccional o de oportunismo mercantil va a enfrentarse con
la idea de que Venezuela es un país muy importante dentro de la región para
dejar que caiga definitivamente, con la tolerancia de Estados Unidos, en manos
de un cartel de narcotraficantes.
SEMANA:
¿Cómo replanteará Trump esas sanciones económicas?
M.N.:
Hay muchos debates acerca de las sanciones, pero hay que entender que hay
muchas sanciones diferentes. Hay sanciones que van dirigidas a todo un sector,
por ejemplo, al sector petrolero o al financiero. Pero hay también sanciones
que van dirigidas a personas específicas, con nombres y apellidos. Si bien las
sanciones las impone Estados Unidos, otros países deberían estar colaborando
con eso, y eso no ha sucedido. Un ejemplo muy claro de eso es España, que se ha
vuelto el lugar a dónde van los funcionarios del Gobierno y sus familiares para
disfrutar sus fortunas, y España ha hecho muy poco para controlarlos e impedir
que se utilice ese dinero robado para las fiestas de los oligarcas chavistas y
de Maduro.
SEMANA:
¿Ve una complicidad del mundo en su inacción frente a Venezuela?
M.N.:
No estoy seguro de que la mejor palabra sea complicidad. Yo no quiero decir que
estos Gobiernos europeos son cómplices de los militares narcotraficantes y
grupos de narcos, de militares y de civiles criminales que manejan a Venezuela.
Así que no creo que sean cómplices, sino que hay una tolerancia. Francamente,
lo que le ha faltado a la política internacional hacia Venezuela es liderazgo.
SEMANA:
¿Y qué piensa de la posición de Gustavo Petro?
M.N.:
Él está tratando de justificar lo injustificable. Creo que él no tiene una
visión definitiva, la explica de una manera que es imposible saber exactamente
qué está diciendo. Creo que lo hace a propósito para ofuscar, para no tener que
ser explícito.
SEMANA:
¿A Petro sí lo ve como un cómplice de la dictadura de Maduro?
M.N.:
No, concretamente no. La dictadura de Maduro tiene unos vínculos con los
carteles, ciertamente los mexicanos y los colombianos, pero eso forma parte del
negocio.
SEMANA:
Usted dijo en una reciente entrevista que es sorprendente cómo se parece Trump
a Chávez. ¿En qué les ve similitudes?
M.N.:
Son carismáticos. Tienden a seducir a la gente, a lograr que quienes los apoyan
tengan una fe ciega y les tolerarían todo tipo de conductas que no les toleran
a otros líderes. Yo creo que ambos tienen un talante antidemocrático.
SEMANA:
Con la llegada de Donald Trump al poder, ¿usted cree que se cambia el orden
mundial?
M.N.:
No sé si es tanto así, porque hay otros jugadores que están moldeando el mundo:
China, India, Rusia. Estamos viendo cambios fundamentales. Y quizás de esta
situación horrible que ha pasado en Medio Oriente aparezca un Medio Oriente más
estable y humano, menos totalitario. Así que Donald Trump tiene una influencia
importante, pero no es el único jugador ni protagonista en todo esto.
SEMANA:
Usted ha desarrollado el concepto de cacocracia. ¿Trump o Maduro encajan allí?
M.N.:
La cacocracia, en griego, es para definir el Gobierno de los peores, el
Gobierno de los ineptos, de los que no están preparados. Y, ciertamente, en las
nominaciones que ha hecho Trump hemos visto a algunos que son claramente
ineptos, como Bobby Kennedy, postulado como ministro de Salud, y el candidato a
ser el ministro de Defensa de Estados Unidos.
SEMANA:
En este panorama tan convulsionado que se vislumbra para Venezuela, ¿ve algún
rayito de esperanza?
M.N.:
Sí, un gran rayo de esperanza, y es nuestra arma secreta, que ha estado ahí,
que ha hecho milagros, y se llama los venezolanos. Son los venezolanos, con el
liderazgo de María Corina Machado y su equipo, los que han logrado hacer lo que
todos los expertos decían que era imposible: tener unas elecciones y ganarlas.
SEMANA:
Usted ha hablado del desconsuelo de la democracia. ¿Cómo se evita caer allí en
el mundo actual?
M.N.:
Hay que renovar la esperanza y saber que no hay otra alternativa. La otra es
caer en brazos de estos torturadores autócratas, totalitarios, ladrones.
Tomado de: https://www.semana.com/mundo/articulo/donald-trump-lograra-tumbar-a-nicolas-maduro-moises-naim-explica-en-semana-cuales-son-los-escenarios-y-las-posibilidades/202500/
NOTA:
No hay comentarios:
Publicar un comentario