domingo, 9 de octubre de 2022

Análisis de Rodrigo Pardo: ¿Habrá futuro de paz con el Eln?

Hay elementos novedosos -y diferentes- en el nuevo diálogo con esta guerrilla.

La gran pregunta sobre el inicio de un nuevo diálogo entre el Gobierno y el Eln es si será un capítulo más de la historia larga de intentos fallidos para terminar la guerra mediante una negociación. O si, por el contrario, hay elementos diferentes que permiten cierto optimismo. ¿Logrará el gobierno de Gustavo Petro firmar un acuerdo de paz? ¿Terminará el conflicto con el último grupo guerrillero?

Los comandantes de la guerrilla del ELN, Aureliano Carbonel, Pablo Beltrán y Antonio García, tras la reactivación de los diálogos de paz con el gobierno.© YURI CORTEZ

En otras palabras, ¿Qué puede ser distinto a los diálogos anteriores, que nunca llegaron a la firma de un pacto para terminar la guerra? Un elemento clave, desde luego, es el hecho de que Gustavo Petro sea el presidente de Colombia. El primero de una izquierda real y sin ambigüedades. Al menos en teoría, el actual mandatario tiene en su historia personal y en sus convicciones explícitas elementos que hacen creíble, para la guerrilla, la búsqueda de un acuerdo de paz. Con la llegada de Gustavo Petro se quedó sin piso el argumento de que se necesitaba la lucha armada para derrotar al establecimiento y establecer un mandato cercano al sentir popular. ¿Lo entiende así el Eln?

En todo caso, con Petro en al palacio de Nariño pierde legitimidad cualquier argumento permisivo a la lucha armada. Ha quedado claro que la vía electoral, legal y legítima funciona. Es la gran lección que queda de la victoria de Petro en las elecciones. Ayudado, desde luego, por la pérdida de atractivo de los partidos políticos, por las debilidades y divisiones del establecimiento político y por la inconformidad en la opinión pública desatada por la inclemencia de la pandemia, la inflación rebrotada y el desempleo que llegó a puntos históricos y que no logra aún regresar a las cifras de antes del coronavirus. En un escenario así ocurrió lo esperable: los votantes optaron por una opción de cambio real.

El hecho es que el presidente Petro ha demostrado que se pueden ganar elecciones desde la izquierda y en contra de las fuerzas tradicionales, lo cual debilita cualquier argumentación en favor de la “necesidad de la vía armada” para propiciar cambios de rumbo. ¿Reconoce el Eln, al regresar a la mesa, este argumento? Porque ese grupo siempre ha preferido el diálogo y, hasta ahora, no ha demostrado que busca en serio la paz. Y la lección que deja la llegada de Petro a la Presidencia es que no es necesaria la violencia para abrirles la puerta a grupos alternativos.

El punto es que el nuevo gobierno presidido por Gustavo Petro fue rápido y ambicioso. La “paz total”, el rápido inicio de los diálogos y el restablecimiento de las relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro son piezas que encajan y fortalecen el rumbo de la política. La aparente bendición de Washington también: el gobierno de Joe Biden ha enviado señales positivas. Nada que ver con las prevenciones del pasado. Hay lecciones aprendidas y escepticismo frente a los intentos de ayer de “ganar las guerras” y de castigar a los señalados por su falta de compromiso en esas luchas. Han cambiado los tiempos, y el presidente Gustavo Petro parece entenderlo muy bien.

¿Lo entiende también el Eln, ahora comandado por Antonio García? El grupo se ha fortalecido después de la paz firmada por el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc. Las cifras indican que sigue siendo un grupo menos numeroso que lo que fueron las Farc, pero que ha crecido. La presencia en Venezuela lo ha favorecido, lo mismo que el fin de las Farc en el ejercicio de la guerra.

Los elenos tienen más militantes y ejercen más presencia, sobre todo en el norte de la frontera con Venezuela. De ahí que el regreso a la mesa de negociaciones -ahora del gobierno Petro y el Eln- y la reapertura de relaciones diplomáticas con Venezuela coinciden en la dirección y se complementan. El país vecino puede desempeñar un papel constructivo en el proceso que se avecina.

Hay, pues, elementos que permiten preverle al nuevo gobierno de Gustavo Petro algún éxito en la búsqueda de la paz. Claro, habrá que ver con qué actitud llegan García y el resto del Eln a la mesa, y hasta dónde han asimilado las nuevas realidades que se perciben en el país y en el campo internacional. Y hasta donde las realidades internas de los elenos hacen viable la negociación. (¿Hay, por ejemplo, unidad de criterios?) El Eln ha crecido, pero surgen interrogantes sobre otras de sus realidades. ¿Ha consolidado la unidad? ¿Qué tipo de liderazgo ejerce Antonio García? ¿Han cambiado de posiciones bajo el nuevo liderazgo, después de Beltrán? ¿Qué papel pueden cumplir Venezuela y el presidente Maduro? ¿Afectará el asunto de las drogas el diálogo que se inicia?

Aunque la historia de diálogos fallidos es larga, en fin, hay elementos para concluir que la ronda que se avecina tiene elementos nuevos. La presidencia de Gustavo Petro, una actitud más sofisticada de Estados Unidos y la reapertura de relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro constituyen un cuadro novedoso. Que, por cierto, contrasta con el escepticismo que se percibe en el ambiente y que se ha cultivado desde tiempo atrás.

Tomado de: https://www.msn.com/es-co/noticias/nacional/an%C3%A1lisis-de-rodrigo-pardo-habr%C3%A1-futuro-de-paz-con-el-eln/ar-AA12KJkX?ocid=msedgntp&cvid=76c058ec9cbc4be584c0d6638ceb977c 

Rodrigo Pardo

Análisis de Rodrigo Pardo: Drogas: ¿un nuevo camino? | EL ESPECTADORhttps://www.elespectador.com/politica/analisis-de-rodrigo-pardo-drogas-un-nuevo-camino//?utm_source=interno&utm_medium=boton&utm_campaign=share_notas&utm_content=boton_twitter_share_notas

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