martes, 20 de diciembre de 2022

Golpe de Estado

 

Almirante David René Moreno Moreno .© Proporcionado por Semana

Cero y van dos; así es. En los últimos seis años ha habido dos golpes de Estado en Colombia. El primero, ejecutado por Santos, quien es el causante de la lamentable situación en que está inmerso hoy el país, cuando, para entregar poder político a las Farc y ofrecerles impunidad a los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus cabecillas, se pasó por la faja la voluntad del pueblo colombiano frente al plebiscito y nadie hizo nada al respecto. ¿Tenía comprado al Congreso? ¿A las Cortes? ¿Qué papel jugó el famoso premio nobel?

El segundo golpe de Estado lo acaba de dar Petro contra el Poder Judicial, cuando sin ponerse colorado y después de haber sido ilustrado entre otros por la procuradora y el fiscal generales de que su decisión de liberar delincuentes capturados por las autoridades no es viable jurídicamente, obrando como el mejor dictador del siglo XXI decidió que siete de estos van a ser considerados como voceros de paz. Esta decisión corrobora que ser pillo paga y que el régimen dictatorial de Petro está en plena marcha y actúa como una aplanadora.

Aunque algunas voces hacen sentir públicamente su inconformidad con las decisiones del Gobierno Petro, son más los que callando otorgan fuerza al poder ejecutivo para que haga lo que le parezca, sin tener en cuenta las leyes y los derechos de los colombianos. Los congresistas que se han vendido por un plato de lentejas o por una untada de mermelada le están haciendo un daño irreparable a la democracia; ya se acabó la política partidista, ahora solo hay intereses personales y no de bienestar y desarrollo del país. Se requiere que las Cortes abran procesos contra estos políticos por engañar al pueblo para hacerse elegir y no cumplir las promesas.

Pero la cereza del postre la coloca el ministro Osuna quien impacta por su cinismo tratando de justificar las decisiones ilegales de Petro frente a la primera línea y haciendo creer que quienes serán liberados son mansas palomas y líderes juveniles de organizaciones sociales y humanitarias. ¿Cree este ministro que Colombia se traga todo entero? ¿No haga tanto esfuerzo?

No es fácil comprender la apatía de muchos colombianos cuando Petro y sus huestes nos están enterrando la espada del comunismo utilizando un juego de palabras para que el impacto no sea brutal e intempestivo, pues bajo la dialéctica que emplean ya no se tiene comunismo sino socialismo del siglo XXI o se habla del progresismo, para hacer creer que esta tendencia ideológica busca el bien del país, o se trata de vender la idea de una falsa protesta social cuando esta fue impulsada por Bolívar y sus afines. ‘Mamola’, decía el senador Horacio Serpa; nos están llevando al cadalso y nadie hace nada para impedirlo. ¿Qué nos pasa, Colombia?

Las elecciones del 2023 son definitivas para que la izquierda se apodere totalmente del país y Petro ya se ha adelantado a asegurar los votos con el dinero de los contribuyentes a los cuales la reforma tributaria va a exprimir en los próximos años. Entregarán un millón de pesos mensualmente a 100.000 personas para que sean voceros de paz, pero lo que realmente están buscando es asegurar por lo menos uno o dos millones de votos por parte de quienes son beneficiarios de esta estrategia, pero además le servirá para conformar las milicias urbanas con un número de integrantes similar a los que tiene la Policía Nacional.

Esta estrategia maquiavélica transformará en zánganos a quienes no quieren trabajar, se dejará de abrir más empleos en las empresas, posiblemente se incrementará el capital del narco comunismo por el incremento en la venta de sustancias prohibidas y habrá más personas deambulando por las calles afectando la seguridad. La iniciativa del colombiano se debilitará y sucederá lo mismo que hemos visto en Venezuela, Cuba y Nicaragua, por citar algunos casos; países donde los derechos humanos y las libertades están totalmente a discreción del dictador de turno.

Señor Petro, para gobernar a Colombia no implica que debe destruirla para después construir sobre las cenizas, así como no debe insertar odio en la sociedad. Oriente sus programas para generar empleo, no para apuntalarse en la presidencia.

Tomado de: https://www.msn.com/es-co/noticias/opinion/golpe-de-estado/ar-AA15tIVi?ocid=msedgntp&cvid=ad06750a2cdc4c4e945e10caceed2e6e


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