El año 2024, en el
que el déficit fiscal será de 5,3 por ciento del PIB, superior al 4,3 de 2023,
se vislumbra igual o peor. Hasta Petro, el neoliberal, anuncia “colapso”, ¿Cómo
no, si continúa su histórico pacto con el FMI, el de una macroeconomía “adecuadamente
restrictiva”?
Cualquier
desprevenido puede razonar: ¿cómo así que Colombia tiene el menor crecimiento
del siglo XXI, excepto 2020, y el FMI extiende felicitaciones a la política
económica petrista? Permítame explicarle.
El 15 de febrero
de 2024, el Dane anunció que el crecimiento de la economía colombiana en 2023
fue del 0,6 por ciento, más bajo que los pronósticos más pesimistas, y, según
el Banco de la República, el ingreso por habitante descendió -0,4 por ciento.
Lo insólito es que
un día antes, el 14, al término de la Consulta del Artículo IV de visita a
Colombia, el equipo técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo, en
evidente elogio a Petro, Bonilla y Ocampo, que “las políticas macroeconómicas
adecuadamente restrictivas de los dos últimos años han permitido una reducción
significativa de los desequilibrios internos y externos que se acumularon
durante 2021-22” (BanRep, 14/2/24).
El FMI, al que
Petro se comprometió a obedecer en un viaje expreso a Washington en la campaña
presidencial, se creó desde 1944 como gendarme del dólar americano, definido
como patrón moneda mundial en Bretton Woods, para garantizar su estabilidad.
Desde entonces, el
FMI va por 190 países con las mismas recetas draconianas. Reducir la inflación
mediante el apretón del consumo; fijar la tasa de interés por encima del índice
de precios y limitar el gasto público. Estas medidas, presentadas como “técnicas”,
tienen el fin esencial de buscar el máximo retorno posible a los capitales
extranjeros invertidos, en forma directa o en portafolio o como créditos, que
se exige honrar de modo cumplido. Es su catecismo y recurre a lo que sea
menester para implantarlo.
En la Colombia de
los últimos años, incluidos los de Petro, el pago de la deuda pública es el
aspecto central de la política económica. Algunos datos para el país, de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), similares a los de
casi toda la región, brindan información sobre la magnitud del embrollo.
El endeudamiento
del Gobierno general de Colombia, que en 2012 era el 34 por ciento del PIB, en
2021 había subido al 60,9, casi al doble, y en 2023, por la revaluación del
peso, cerró en 55 (BanRep). Entre 2014 y 2019, la diferencia entre la suma de
las tasas de interés anuales que pagaba Colombia en sus créditos estuvo 4
puntos porcentuales por encima de la de los crecimientos de la economía en ese
periodo y, entre 2020 y 2023, ese margen subió a más de 10, mientras en el
decenio completo, de 2014 a 2023, el PIB creció en promedio un escaso 2,8 por
ciento (BanRep). La economía progresa por debajo del costo de financiación del
Gobierno, inviable.
A septiembre de
2023, la deuda externa del sector público se estimó en 108.168 millones de
dólares y el servicio, entre intereses y abonos, fue de 8.377, equivalente en
esa fecha al 23 por ciento de todas las exportaciones (BanRep). En 2012, el
porcentaje de la deuda pública en manos extranjeras era el 34 por ciento del
total y para 2021 los prestamistas foráneos, en TES, bonos y otros, son
tenedores de 64 de cada 100 pesos adeudados (Cepal). Nos tienen del cuello.
¿Qué han hecho
Petro, Ocampo y Bonilla? Concentrarse en el pago cumplido. “Estabilizar la
deuda”, “corregir los déficits fiscales”, “aumentar recaudos”, “reducir la
evasión” y “subsanar el déficit del fondo de estabilización de precios de los
combustibles”, son los gritos de la guerra fiscal.
Para concretarlos,
en 2023 se extrajeron a la economía 37 billones de pesos, igual al 2,3 por
ciento del PIB, 20 por la reforma tributaria y 16 en la suba de los precios de
la gasolina, un récord no visto en gobierno neoliberal alguno. En 2023, el
recaudo tributario, en pesos constantes, creció 39 por ciento frente a 2021 y
18,5 respecto a 2022, el doble de la inflación de 2023, y 30 veces el alza de
la economía. ¡Niveles confiscatorios!
Como si fuera
poco, no se corrige la estrategia de libre comercio y TLC, que causó un déficit
comercial de 13.253 millones de dólares (MinComercio), compensado en buena
proporción por 10.091 millones de las remesas que envían los nacionales que
residen en el exterior. Sin ellos no habría aplauso del FMI, sería una
catástrofe.
Para colmo de
males, el presupuesto de inversión solo se ejecutó en 70,9 por ciento (El
Tiempo, 25/1/24) y el Banco de la República, en ejercicio del dogma neoliberal
frente a la inflación, puso la más alta tasa de interés de referencia del
siglo. El año 2024, en el que el déficit fiscal será de 5,3 por ciento del PIB,
superior al 4,3 de 2023, se vislumbra igual o peor. Hasta Petro, el neoliberal,
anuncia “colapso”, ¿Cómo no, si continúa su histórico pacto con el FMI, el de
una macroeconomía “adecuadamente restrictiva”?
Tomado de: https://www.semana.com/opinion/articulo/el-fmi-aplaude-la-obediencia-de-petro/202400/
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